Lo que en invierno resulta agradable, en verano se transforma en un verdadero problema, porque la radiación solar recalienta los ambientes. Pero es posible atenuar las altas temperaturas exteriores hasta el punto de hacerlas apenas perceptibles en el interior.
Hay sistemas pasivos (sin consumo de energía) eficaces para controlar la radiación del Sol en verano y estar más frescos dentro de nuestras viviendas. Se los contamos
1) Protección de las fachadas y superficies de vidrio
En el verano, el ingreso de sol en los ambientes no es deseable a ninguna hora del día. Desde las primeras horas de la mañana, es fundamental la protección de las superficies vidriadas para evitar el efecto invernadero*. Situación que se torna fundamental desde el mediodía hasta las últimas horas de la tarde.
En las horas del amanecer y del atardecer el sol está muy bajo (“inclinado”). En esos horarios el sol impacta las fachadas Este y Oeste y se puede controlar mediante elementos verticales como parasoles, toldos, pérgolas con vegetación o árboles de hoja caduca de manera de revertir su efecto en invierno. En general, rodear a la casa con plantas es un método sencillo y eficaz para crear un microclima cerca de las aberturas.
Al mediodía, cuando el sol está más alto, la radiación es más fuerte y choca la fachada norte. Esos rayos “verticales” se paran con elementos horizontales como aleros, pérgolas y toldos ideales tanto para proteger el vidrio de la radiación como para crear un espacio intermedio con sombra entre el interior y el exterior de la vivienda o extender una galería.
El accionamiento de los toldos se puede automatizar y complementarse con sensores de sol y viento. Las telas pueden ser acrílicas, screen y vinílicas, en una amplia gama de tramas, diseños y colores. Se recomienda consultar el grado de protección UV (algunas telas filtran hasta el 100%, según el tejido) para mejorar el confort térmico.
Las pérgolas y techos rígidos pueden cumplir la misma función del toldo, con la diferencia de que su acción es permanente durante todo el año.
La clave es combinarlas con especies vegetales de hoja caduca para que en invierno se aproveche el calor del sol. La estructura se puede cubrir con mimbre, cañas o telas desplegables.
Los toldos verticales permiten filtrar los rayos solares del Oeste antes que lleguen al interior del ambiente. Son ideales para cerrar espacios exteriores durante la tarde. También hay sistemas de parasoles en forma de persianas.
2) Colores claros
El color de la fachada y del techo de una vivienda afecta a su calentamiento. Por ejemplo, una casa con paredes blancas y cubierta también reflectante puede suponer un ahorro de hasta un 20% en los sistemas de refrigeración. Esto sucede porque una construcción clara se calienta menos que otra idéntica pero de color oscuro.
3) Ventilación cruzada
Se produce al abrir ventanas en fachadas opuestas generando una corriente de aire en el interior de la vivienda que disminuye el calor y renueva el aire interior con aire exterior, más oxigenado y descontaminado. Es conveniente conocer los vientos típicos del lugar para hacer uso de esta estrategia. De cualquier manera, el límite de la eficiencia de la ventilación cruzada está dado por una temperatura de 32°C con una humedad relativa del 35 al 50 %. La ventilación selectiva es más eficiente cuando se combina con vegetación o espejos de agua porque bajan la temperatura al aire antes de ingresar a la casa.
4) Aislar el techo
Existen opciones para mejorar la aislación de las cubiertas ya construidas de chapa, teja y azoteas sin desarmar ni demoler. Los techos planos se pueden transformar en una terraza verde verificando previamente que la estructura soporte la mayor carga. También se puede realizar un “techo invertido”, una solución que consiste en disponer unas placas de poliestireno expandido especiales (se parecen a una plancha de ravioles) sobre la membrana hidrófuga. Luego, para proteger las placas del sol y evitar que se vuelen con el viento, se coloca canto rodado como terminación.
Como variantes para que la terraza sea transitable, se puede combinar un espacio verde con un deck, o baldosas con separadores para crear una cámara de aire aislante.
Los techos de teja o chapa pueden aportar confort colocando un aislante en la cara interior y, como terminación, se puede armar un cielorraso de placas de yeso copiando la pendiente de la cubierta.
Efecto invernadero
La luz solar que todos vemos puede pasar a través del vidrio es absorbida por el piso, la pared y los objetos dentro de la habitación. Todos se calientan y terminan emitiendo ese calor nuevamente al aire en forma de radiación. No se ve, ya que es infrarrojo. Pero esa radiación es menos energética que la luz solar, le cuesta mucho traspasar el vidrio nuevamente. Una parte muy pequeña lo logra. El resto se termina reflejando en el vidrio y acumulándose en el interior. Como consecuencia el calor interior va aumentando cada vez más, quedando atrapado.
Texto: Arq. Paula Baldo