La diseñadora inglesa Stella McCartney combina, como casi nadie, pasarela y fama. Hija del gran Paul, además tiene entre sus amigas a figuras emblemáticas como Kate Moss o Gwyneth Paltrow. Por eso, sus colecciones son de las más esperadas cada temporada.
Como buena mujer de su tiempo y madre de varios niños, es habitual que sus colecciones sean ejemplo de sobriedad, comodidad y buen gusto. Nada raro, todo ponible. Lejos de las herederas estilo Paris Hilton, los McCartney educaron a sus hijos de la manera más sencilla posible, tratando de que vivieran una vida medianamente normal (imposible si se trata de los hijos de un ex Beatle, es cierto…) y eso se ve reflejado en la actividad profesional de Stella, para quien la moda está lejos de ser un capricho de una temporada: hoy es una de las principales referentes de los diseñadores jóvenes.
Para la colección primavera-verano 2014 apostó a una paleta acotada y sobria, con los infaltables blanco y negro y bastante azul marino, azul noche y algunas variantes de naranja, como durazno y brick. También se vio mucho encaje y estampados florales. Hay vestidos y faldas súper livianos, trajes ideales para actividad mundana y monos sólo aptos para algunas siluetas.