En la llamada “Casa Algarrobos”, ocho piezas metálicas iguales de 18 metros de largo confinan el espacio interior y, a la vez, lo abren al proyectarse en distintas direcciones hacia el paisaje montañoso de Puembo, una de las parroquias del distrito metropolitano de Quito, la capital de Ecuador. “Son vigas abstractas que, al orientarse en las tres dimensiones del volumen, buscan su relación con el entorno”, explica el arquitecto Daniel Moreno Flores, coautor del proyecto con José María Sáez Vaquero. Dos de las vigas se levantan como mástiles como marcando un hito que coloniza la naturaleza.
Para los proyectistas, esta estructura inusual cumple una intermediación necesaria entre la escala del paisaje y la de la persona: en su dimensión longitudinal, produce los grandes voladizos hacia la quebrada, mientras que los mástiles marcan la presencia de la casa. “En la dimensión de canto, dos vigas son una altura habitable”, señala Moreno Flores.
Otro subsistema de tablas de madera completa la definición de los espacios diluyendo su condición de cerramiento gracias a la sucesión de piezas iguales, sostenidas también por la estructura de vigas metálicas. Además, una secuencia de perfiles iguales permite colgar o apoyar los entrepisos y techos.
De ese modo, el espacio interior se va definiendo con pocos elementos de fuerte presencia. El área social de la casa, explanada de ingreso, estar, cocina y terraza, están interconectados y ocupan la parte inferior. El dormitorio principal está ubicado en un volumen rectangular que se asoma en voladizo sobre la terraza para balconear al valle. El resto de los dormitorios, dispuestos en un lateral, tienen la cama ubicada en un entrepiso elevado respecto del resto de la habitación, como un pequeño camarote o una vidriera que domina el paisaje.
Para proteger la madera y completar el cerramiento de la casa, los arquitectos dispusieron amplias superficies de vidrio. Se trata de paneles móviles, en algunos casos, y permiten reforzar la relación con el entorno, ya sea por transparencia o por reflejo. El mismo objetivo persiguen las “láminas de agua” sobre los techos metálicos e insiste en la estrategia de reflejar el entorno, diluyendo en parte la presencia de la arquitectura.
Los arquitectos afirman que la relación del usuario con el sitio es el elemento generador del proyecto y que han buscado cómo intensificarla a partir de un sistema formal y constructivo básico, que haga inteligible también el origen mental de sus decisiones. “Más que un objeto, generamos un sistema que se establece por la definición de un número limitado de elementos y un conjunto de reglas de relación entre ellos”, definen.
La vivienda fue distinguida con el “Premio Nacional Diseño Arquitectónico” en la XVII Bienal Panamericana de Quito 2012.
Ficha técnica
Lugar: Parroquia de Puembo, Quito (Ecuador).
Proyecto: José María Sáez Vaquero – Daniel Moreno Flores.
Distinciones: Premio Nacional Diseño Arquitectónico en la XVII Bienal Panamericana de Quito 2012.
Colaboradores: Margarida Marques, Estefanía Jácome, Santiago Vaca, Claudia Ponce, Estefanía Luna, Adrián Beltrán, Joe Jivaja, Dennise Paredes, Valentina Benalcazar.
Estructura: Ingeniero César Izurieta.
Superficie: Interior 338 m2 – Exterior 495 m2.
Fotografías: José María Sáez – Daniel Moreno Flores, Sebastián Crespo y Raed Gindeya Muñoz.