“Por sus importantes descubrimientos sobre el modo en que los virus transmitidos por los mosquitos se reproducen y causan enfermedades, en particular el virus del dengue”. Por eso, la doctora en Bioquímica argentina Andrea Gamarnik fue elegida la científica más importante de 2015 en América Latina y ganó el Premio L’Oreal-Unesco para Mujeres de la ciencia, entregado la semana pasada en París y para el que hubo 2500 postulaciones de 135 países.
Andrea Gamarnik nació y creció en la localidad de Lanús, hija de una familia en la que nadie había podido estudiar una carrera universitaria. Ella fue la primera en hacerlo gracias a una beca del Colegio de Farmacéuticos. Más tarde se doctoró en bioquímica en la UBA y se posdoctoró en la Universidad de California en San Francisco. Tenía todo un futuro allá, pero en 2001 –precisamente cuando muchos de sus pares empezaban a abandonar el país buscando las oportunidades profesionales que la Argentina no les daba- ella decidió dejar los Estados Unidos y volver a Buenos Aires para hacerse cargo –tras ganar un concurso internacional- del Laboratorio de Virología Molecular del Instituto Leloir, que desde entonces y aún hoy dirige.
En estos quince años que lleva trabajando en el país se dedicó a investigar el dengue, virus que afecta a 390 millones de personas por año en todo el mundo. Junto con el equipo que dirige, logró desentrañar algunas claves que hoy permiten el avance de la vacuna contra la enfermedad: pudo visualizar la conformación y así descubrir qué es lo que permite que se multiplique dentro de la célula, describió los mecanismo diferenciales por los que se amplifica su material genético, e identificó una estructura en el ácido ribonucleico (ARN) viral que distingue los modos de adaptación singulares de este virus en relación a otros. Ahora, avanza en la investigación del zika, el otro virus que tiene al mundo en vilo, y poder establecer también su especificidad para que pueda prevenirse y combatirse.
«Las mujeres tienen más dificultades para ser exitosas o llegar a cargos de liderazgo. Si uno mira los números del Conicet, podría considerar que hay paridad porque las mujeres somos aproximadamente el 50 por ciento, pero esto se da en las primeras categorías de la carrera. Cuando uno se fija en los niveles superiores, la proporción desciende a un 20 o 30 por ciento. Hay que encontrar cómo allanar esas dificultades, para las mujeres y también para los hombres. Este premio es un estímulo muy grande, nos invita a pensar cuáles son las trabas que enfrentamos y a trabajar para eliminarlas», dijo en París al recibir el premio junto a otras cuatro investigadoras destacadas de los demás continentes.
La distinción, que desde hace 18 años premia a la investigadora más importante de cada continente, otorga 100 mil euros a cada elegida entre cientos de postulaciones de la región geográfica en la que vive y trabaja.
Otras distinciones
En 2009 fue distinguida por su trabajo «Estudio de las bases moleculares de la replicación del virus del dengue» y ganó el Premio Nacional por la Mujer en la Ciencia.
En 2010 fue consagrada Personalidad Destacada de la Ciencia de la Ciudad de Buenos Aires.
En 2013 fue reconocida con el Diploma al Mérito de la Fundación Konex.
En 2014 fue incorporada a la Academia Americana de Microbiología.