Eva tiene 27 años y es diseñadora de la marca Las Pepas. Desde chica mamó el ambiente de la realización de ropa, ya que fue su mamá, Rosa Hoffman, quien fundó la marca y ya tenía una tradición en el medio. Pero a Eva el diseño le picó desde un principio. “Siempre supe –recuerda– que iba a hacer algo relacionado con el diseño, sea gráfico o de indumentaria, tal vez por influencia familiar, a lo que se sumó mi hobby por la fotografía, que en esto talla de manera bastante importante, todo tiene que ver con la estética”.
Eva Nowodworski estudió diseño de indumentaria en la UBA, una carrera nueva que supo aplicar inmediatamente.
–¿Y las cosas resultaron como te las imaginaste en un principio?
–Nunca me plantée si las cosas podrían ser iguales o no. El choque con la realidad apareció cuando me enfrenté a lo que se debe hacer en la fábrica. Allí, sobre la marcha, se aprenden muchas cosas muy distintas a las que muestra la carrera. Entran a tallar cuestiones de gestión, administración, relaciones humanas, control de gastos, trato con el cliente o el proveedor, etc., etc.
–El mundo cambia muy rápidamente… ¿Cómo imaginás tu vida de aquí a diez años?
–Yo creo que todo se va a desarrollar cada vez más rápido. Nosotros tenemos que estar permanentemente al tanto de nuevos materiales y debemos adaptarnos constantemente a los cambios, ya que es fundamental diferenciarse como marca entre tanta oferta y competencia. Es como estar siempre frente a nuevos desafíos y que hay que resolver con gran rapidez.
–¿Cuál es tu sueño?
–¡Uy! ¡Tengo muchos sueños! Pero sobre todo me interesa ser cada vez mejor en lo que hago. Quiero afianzar la pareja (está casada con William Kano, fotógrafo) y consolidar la familia, pero por ahora me interesa también viajar, algo que he tenido la suerte de hacer hasta ahora, pero me gustaría conocer aún más el mundo que me rodea. Es algo además fundamental para mi tarea.
–¿Cómo te vas a organizar?
–No lo sé. Yo creo que las cosas se van acomodando, que es cuestión de ir organizándose día a día y las cosas salen. En materia de trabajo he partido de una base muy importante que es la empresa familiar, donde no solo trabaja mi mamá sino también mi papá y mi hermano. Eso me da mucha seguridad. Por otra parte, con William, mi marido, nos divertimos, trabajamos juntos, armamos el catálogo, compartimos el gusto por la fotografía y nos potenciamos en la creatividad, es muy placentero.
–¿Hay algo que sentís que nos haz hecho y que tal vez nunca puedas hacer?
–No, para nada. Tengo muchos sueños y la esperanza de concretarlos. Además, la vida va cambiando, no se puede planificar toda la existencia.
Eva habla con la frescura de los 27 años y se ríe con la misma sencillez, transmite juventud, esperanza, y un todo por hacer propio de su edad, pero sus palabras son medidas. Hay detrás de ellas una suerte de responsabilidad y también de reflexión expresada naturalmente.
Texto: Silvia Fittipaldi.