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15 de abril, 2020

Gimnasia facial: 6 ejercicios para rejuvenecer el rostro

Como el resto del cuerpo, la cara está llena de músculos que para mantenerse jóvenes tienen que ejercitarse. Te damos una rutina diaria que sólo te llevará unos minutos.

La gimnasia facial es una de las técnicas más antiguas y económicas para estimular la circulación sanguínea y mantener los músculos del rostro en movimiento y buen estado.

1- Primero, relax.

Antes de comenzar, como cuando se va a realizar cualquier rutina de ejercicios, es importante precalentar y relajar la musculatura de la cara, el cuello y los hombros.  Sentate cómoda, acomodá la espalda y hacete un pequeño masaje en toda la cara golpeando con la yema de los dedos.

2- Arriba el mentón.

Apoyá un brazo encima de una mesa o un taburete ella en posición horizontal y el otro en posición vertical –perpendicular al otro-. Cerrá la mano en un puño y apoyala debajo del mentón haciendo fuerza con el mentón contra la mano. Sostené la presión durante 6 segundos y después relajá.

3- Pómulos de cine.

Llená las mejillas con aire, golpeá suavemente con las yemas de los dedos sobre ellas y exhalá  todo el aire suavemente.

4- Frente planchada.

Colocá los dedos de las manos sobre la frente de manera horizontal y de manera total que las yemas se unan en el centro. Hacé presión hacia arriba tensionando las cejas, los párpados y los músculos de la frente. Mantené la presión 10 segundos y soltá.

5- Adiós las bolsas.

Formá dos círculos con los dedos uniendo pulgares e índices y apoyalos, como si fueran anteojos, sobre el contorno de los ojos tensando la piel de arriba y de debajo de la zona, como si estuvieras abriéndote los ojos. Mantené esta tensión y parpadea de 10 a 20 veces. Para las patas de gallo, colocá los dedos en las sienes y empujá hacia atrás intentando que lleguen hasta la parte superior de las orejas. Abrí la boca y desplazá la mandíbula de delante hacia atrás. Mantené la tensión durante 6 segundos y luego relajá.

6- Labios y comisuras

Uní los labios hacia adentro hasta que no los veas, concentrándote en estirar el bozo y desde la misma posición intentá reírte. Con las yemas de los dedos en las comisuras estirá como si quisieras forzar la sonrisa. Mantené unos segundos y soltá.

Para terminar, relájate y haciendo movimientos circulares con la yema de los dedos. Masajeate también la nuca.