Este sitio funciona únicamente en las ultimas versiones de los navegadores.
Por favor, actualizá tu navegador.

Suscribite a nuestros newsletter - enterate de todas nuestras noticias

Quiero suscribirme a...




Search
5 de febrero, 2017

Roger Federer, leyenda de carne y hueso

Es el mejor de toda la historia del tenis. A los 36 años, padre de cuatro hijos -¡dos pares de mellizos!-, acumula más de cien títulos, dedica parte de su tiempo y dinero a ayudar a los niños del mundo y sigue ganando finales. Retrato del mejor y el más querido.

 

Cuando a principios de enero de 2017 regresó a una cancha después de seis meses retirado por una lesión y ya con 35 años y cuatro hijos, todos se preguntaron por qué había regresado. Si ya, con más de cien títulos, casi dos décadas de carrera profesional varios records, y cientos de millones, ya no necesita seguir. Pero se recuperó, entrenó, volvió y ganó: derrotó a Rafael Nadal, su mayor rival, y se quedó con su Grand Slam número 18. Su respuesta fue sencilla: “Me había lesionado bañando a mis hijos… No quería retirarme de esa manera”, dijo el niño mimado del tenis. Y no es un lugar común la expresión: a pesar de ser uno de los más grandes del ATP, su cara de niño está intacta; y además, lo de mimado es un eufemismo: todos los quieren, con nadie se pelea, es un señor adentro de la cancha, con sus rivales, con el público y hasta con la prensa. Un año después ganó el Australia Open y entonces, la cima otra vez estuvo debajo de sus pies.

Nació en agosto de 1981 en Binningen, Suiza, pequeña población cercana a la ciudad de Basilea; pero se crio en Riehen y Münchenstein, municipio que también está ubicado en el Cantón de Basilea-Campiña. Hijo de Robert, un ex representante de los laboratorios farmacéuticos Ciba-Geigy (actualmente Novartis), con sede en Basilea, y de Lynette, una sudafricana empleada de la misma empresa en su país, sus padres se conocieron en 1970 en las afueras de Johannesburgo. Tiene una hermana mayor llamada Diana. Roger habla el dialecto alemán suizo,  pero además habla alemán, francés e inglés con fluidez.

De niño, practicaba una amplia gama de deportes. Además de tenis, jugaba al baloncesto, bádminton, tenis de mesa. También jugaba al fútbol, en las categorías inferiores del FC Basel, aunque finalmente terminó optando por el tenis. ¡Y lo bien que hizo!

 

2006, el año del raquetazo
«Aquella temporada gané 12 torneos de 16 posibles, era como Pac-Man, saltando de un gran torneo hasta el siguiente. Era un buen jugador pero entonces me convertí en ese jugador que no sabía qué era perder. Fue algo que jamás hubiese imaginado, tuve grandes vivencias y emociones aquel año», le dijo a Vogue en una superproducción hace unos años, recordando el año 2006, cuando se terminó de consagrar e inició una década de éxito, fama, popularidad, premios y construcción de la leyenda. Ese año terminó con un récord de 92 victorias y tan solo 5 derrotas, además de alcanzar las cuatro finales de Grand Slam y ganar tres.

Un año bisagra en una carrera que fue siempre ascendente y que hoy, cerca del final –por su edad y por una lesión que tuvo el año pasado- no tiene la constancia perfecta que tuvo casi siempre pero que, en una síntesis imposible, podría resumirse así: la mayor cantidad de semanas estando en el primer lugar de la clasificación ATP, con 302, 6 títulos de las ATP World Tour Finals y24 torneos ATP World Tour Masters 1000 –dos récords-; la mayor cantidad de títulos de Grand Slam, con 18 trofeos; 5 Abierto de Australia (la última fue la semana pasada contra Rafael Nadal), 13 semifinales, 5 finales y un título de Roland Garros, ganador de Wimbledon en 7; 5 títulos del Abierto de Estados Unidos, 16 ATP 500 y veinticuatro ATP 250; medallas olímpicas y Copa Davis con el equipo suizo… Los números son imposibles de seguir y quizá baste con decir que analistas, periodistas y colegas coinciden en decir que es él el mejor de todos los tiempos.

 

Padre feliz y enamorado
Fue en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, Australia, cuando conoció a la que hoy es su esposa y madre de sus cuatro hijos, dos pares de mellizos: primero las nenas, Myla Rose y Charlene Riva, y luego los varones, Leo y Lenny. Ella es Mirka Vavrinec, eslovaca de nacimiento pero nacionalizada suiza ya que a los dos años se mudó con sus padres a Basilea y fue allí donde inició su carrera tenística. Por eso coincidieron en 2000 ya que eran parte de la selección olímpica suiza. «Recuerdo que ella llegó tarde a los Juegos debido a una llamada de última hora anunciándole que había pasado el corte. Pasamos dos semanas juntos paseando alrededor del complejo junto a mi entrenador y mi equipo, empezamos a conocernos y, justo el último día antes de marcharnos -ella ponía rumbo a Tokyo y yo volvía a Suiza- nos besamos por primera vez», contó más de una vez el suizo, que en aquel momento ya se destacaba, claro, pero nadie sabía todo lo que iba a destacarse. Porque la carrera de un deportista de alto rendimiento nunca está asegurada. Sobre todo en lo físico, que nunca está garantizado. Él también tuvo esa suerte. Y remató: «Mi mujer es la verdadera campeona de esta historia». Y es que no es fácil ser padre de cuatro niños y mantenerse en la alta competencia: «Al principio, cuando solo estaban las gemelas, me levantaba muchas noches para atenderlas en todo lo que podía, pero aquello me dejaba muy cansado y al día siguiente tenía que jugar por la mañana, así que ahora con cuatro necesito un poco más ayuda… Gracias a ella puedo disfrutar del regalo de ser padre sin abandonar mi profesión de tenista».

 

Solidario
Antes de hacer casi todo lo que hizo, o cuando recién empezaba a hacerlo, lo que ya hacía Federer era ayudar y colaborar con distintas iniciativas solidarias. Y para diciembre de 2003 creó su propia fundación, dedicada a financiar distintos proyectos humanitarios, dirigidos sobre todo a niños y principalmente en Sudáfrica, país de nacimiento de su madre, a través de la organización de voluntariado «Imbewu». También ayudó a Japón después del temblor y del maremoto 2011. En 2005, subastó la raqueta que usó en el Abierto de los Estados Unidos para ayudar a las víctimas del huracán Katrina. En abril de 2006 fue el primer suizo en ser nombrado Embajador de buena voluntad de la UNICEF. En el Masters de Indian Wells 2005, Federer organizó una exhibición, llamada Rally for Relief (Rally para el alivio), en la que participaron varios jugadores de la ATP y la WTA. Las ganancias del evento fueron destinadas a las víctimas del tsunami causado por el Terremoto del Océano Índico de 2004. Desde entonces, ha visitado Sudáfrica y Tamil Nadu, una de las zonas de la India más afectadas por el tsunami. Federer también ha aparecido en los mensajes de la UNICEF para aumentar la conciencia pública sobre el SIDA. En respuesta al Terremoto de Haití de 2010, Federer organizó otra exhibición de la que participaron Rafael Nadal, Novak Djokovic, Andy Roddick, Kim Clijsters, Serena Williams, el australiano Lleyton Hewitt y Samantha Stosur antes del comienzo del Abierto de Australia 2010. Por todo eso y mucho más, como si le faltara algún título, fue nombrado como Joven Líder Global 2010 por el Foro Económico Mundial en reconocimiento a su liderazgo, logros y contribuciones a la sociedad.