La ubicación de la escalera en el plano de la casa define todo el proyecto. De hecho, su importancia es tal que si cambia su ubicación, todo el diseño se modifica. Los arquitectos suelen dedicar una buena parte del tiempo a definir el protagonismo de ese recorrido vertical que generalmente conduce desde el estar en la planta baja hacia los dormitorios en el nivel superior, y que puede tener un balconeo a un espacio en doble altura.
Lo cierto es que las formas de resolver una escalera son muchísimas si se tiene en cuenta la forma (un tramo recto, en L, doble tramo, etcétera, y la materialidad. Sin embargo, lo que no se negocia es la comodidad y la seguridad que deben ofrecer las escaleras.
En ese sentido, desde 1675 se ha venido empleando la fórmula de François Blondel conocida como la “Ley de Blondel” que establece una relación entre la alzada (altura del escalón) y la pedada (la profundidad, donde pisas). Blondel dijo que la suma de dos alzadas más una pedada debe dar entre 60 y 64 cm para que la escalera cumpla estos dos requisitos.
Por eso, para las viviendas suele emplearse como altura ideal de escalón (alzada) 17/18 cm y para una pedada de entre 26 y 30 cm.
En las escaleras secundarias se puede considerar hasta 21 cm de alzada para un escalón de entre 24 y 28 cm de pedada. Establecida esa relación para los escalones, el resto queda librado a la imaginación y, por supuesto, al presupuesto de cada obra.