Se llama Maximiliano Kupferman, tiene 35 años, es publicitario y estudió gastronomía en el IAG pero no trabaja de eso. En cambio, todos los días, o casi, le prepara la comida a su pequeña hija de dos años, “OK” –así la presenta en las redes, con sus iniciales- en su casa del barrio de La Paternal. Como un juego, porque sus amigos se lo pedían, el último día del padre decidió abrir una cuenta de Instagram aparte de la propia para publicar todos esos platos que prepara para ella y también algo del día a día de su paternidad. La llamó @papacocina y en estos dos meses ya tienen más de 5 mil seguidores. “La verdad es que tardé en animarme, un poco por tiempo, otro porque no creía que a nadie más que a mis amigos le iba a interesar lo que le cocinaba a mi hija”, dice.
-¿Qué vino primero? ¿La paternidad o la cocina?
-La cocina llegó primero que la paternidad. Siempre trabajé en publicidad y allá por 2006, un poco por hobby y otro porque estaba cansado de la rutina de agencia, me metí a estudiar cocina en el IAG. Al terminar los 2 años de carrera me surgió la oportunidad de hacer una pasantía en el Hotel Ritz de Orlando (FL) por un año y esa fue mi única experiencia como profesional gastronómico. Cuando terminé, volví al país y volví también a trabajar en agencia. En 2012 conocí a Pilar y en 2015 nació OK.
-¿Cómo surgió la idea del Instagram?
-Siempre subí a mis redes personales contenido relacionado con gastronomía: platos, recetas y reseñas de restaurantes. Cuando OK empezó a comer, muchos amigos con hijos me insistían en que les pase las recetas de lo que le preparaba a ella. No podían creer que ella comía todo lo que yo publicaba y querían probar cosas nuevas con sus hijos. La verdad es que tardé en animarme, un poco por tiempo, otro porque no creía que a nadie más que a mis amigos le iba a interesar lo que le cocinaba a mi hija. Me ganaron por cansancio y abrí @papacocina en el día del padre sin esperar demasiado y ya pasé los 5000 seguidores. Increíble.
-¿Qué privilegiás a la hora de cocinarle a tu hija?
-El tiempo es todo un tema, porque la rutina muchas veces juega en contra. Las recetas que hago son simples, fáciles y se tienen que poder resolver en poco tiempo. Yo trabajo todos los días, llego cansado a casa y quiero que OK coma lo más sano y variado posible, no es un mix tan fácil de lograr. Por suerte hay días que puedo llegar antes, y sino aprovecho el fin de semana y me despacho con platos más elaborados.
-¿Qué aporta a tu vínculo paternal el hecho de cocinarle?
-Al principio, una satisfacción enorme. Verla comer algo que vos cocinaste con amor es una de las sensaciones más lindas que viví. A medida que pasa el tiempo y OK va creciendo, las cosas se ponen mucho más divertidas. Hace unos meses que intento que, al menos una vez por semana, me ayude a cocinar. Y aunque las primeras veces eran medio caóticas y se aburría rápido, ahora le empezó a gustar más y ella es la que me pide «a cocinar, papá».
-¿Te ayudó a comer mejor a vos?
-¿La verdad? ¡No! A la hora que come OK yo todavía no tengo hambre. Todas las noches nos sentamos los 3 a la mesa para disfrutar de un momento familiar mientras ella come y nosotros picamos algo. El tema es que como la cocina queda pegada a su cuarto, cuando ella se duerme muchas veces termino resolviendo la cena con la luz apagada y sin hacer demasiado ruido. Por suerte siempre fuimos de comer bien con Pilar, así que dentro de esas limitaciones intento ingeniármelas para seguir comiendo nosotros también sano y variado.
-Si bien, por suerte, ya no son sólo las mamás las que cocinan, no hay muchos papás en Instagram, ¿Analizaste eso cuando decidiste arrancarlo?
-Sí, eso fue un poco lo que terminó de convencerme. Me di cuenta que faltaba una mirada más simple, no necesariamente «de papá» pero sí más descontracturada y del día a día. Igualmente me gusta mucho que cada vez seamos más papás, es una buena forma de visibilizar el cambio de paradigma que ocurre en muchísimos hogares.
-Hay muchos casos como el tuyo que terminaron en libros y se convirtieron en trabajo. ¿Te gustaría?
-¿Poder vivir de cocinarle a mi hija? ¿Dónde firmo?