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15 de enero, 2018

Sin tocar el suelo

En un nuevo loteo al norte de Pinamar, el Estudio Galera proyectó una vivienda que se eleva para que el paisaje fluya sin interferencias.

Se trata de un barrio donde la densidad de la construcción no supera las dos casas por manzana. Allí, el Estudio Galera proyectó una vivienda de uso permanente en un lote en esquina de unos 900 metros cuadrados. “La vivienda se eleva del suelo dejando su huella, permitiendo fluir el paisaje de pinos a la vez que crea un circuito para que la vida suceda. Perros que ladran y niñas que corren, pedalean y gritan bajo la casa, que flota sobre el terreno liberando el 94% de la superficie del lote”, describen los autores. Vivir, sentir, transitar, crecer, disfrutar y descansar son algunas de las acciones que definieron el carácter del proyecto.

En planta baja, el acceso, servicios, parque, parrilla y lugar para reuniones, se desarrollan en un espacio abierto. Allí solo aparece una pequeña caja cerrada con paredes de chapa, un compartimento estanco, sin vistas al exterior y con una línea de ventanas en el perímetro superior para “despegar” el volumen de la losa.

En la planta alta, la casa se abre como un mirador al entorno boscoso carente de vecinos. “Ésta es una planta simple: la zona pública se encuentra abierta en los laterales y como remate hacia la esquina un tabique cuelga con una abertura, un recorte que encuadra el bosque frente a la casa”, detallan los arquitectos.

La “zona de refugio” se compone de un dormitorio principal y un cuarto con cerramiento flexible que permite utilizarlo la mayor parte del año en la doble función de dormitorio y sala de juegos para las niñas. Mientras que cuando llegan visitas, se deslizan los paneles corredizos para dividir el espacio y generar una habitación para huéspedes.

Para los autores, hacer que la casa flote sobre el terreno es la acción que da sentido al proyecto “lejos de ser una decisión superflua o vana”. Para lograrlo, la arquitectura es simple: dos pares de columnas inclinadas y unos pocos tabiques trasladan las cargas de la estructura al terreno arenoso.

Con intensidad diferente según el horario y la estación del año, las sombras proyectadas  generan climas y situaciones que rompen la rutina: “No todos los días son iguales y no cualquier momento del dia es igual a otro”, destacan los proyectistas. Las sombras se deslizan hacia el interior desde el tabique de hormigón que cuelga al Este, desde los parasoles y su vegetación al Oeste, por las perforaciones circulares de la chapa en planta baja o por el pliegue de la losa sobre el comedor.

Ante las variaciones de temperatura entre invierno y verano, esta vivienda de uso permanente necesariamente debe brindar confort térmico durante todo el año. “Álamos fue construida con tabiques de hormigón con alma de poliestireno expandido. Esta simple acción disminuye la perdida térmica entre interior-exterior además de reducir a cero la posibilidad de condensación por diferencia de temperatura entre las caras de los tabiques”, explican los arquitectos. Además, la losa de cubierta incluye un hormigón aislante.

Para proteger el frente vidriado hacia el Oeste se ubicaron diferentes especies vegetales a modo de una cortina verde que genera sombra y brinda privacidad. También se dispusieron parasoles.

La casa se proyecto para reducir el costo de mantenimiento: estructuras de hormigón armado a la vista y pisos industriales de cemento alisado. Asimismo, el cerramiento de la caja en planta baja se planteó como un tabique liviano (placa de yeso interior y chapa acanalada exterior). Los parasoles son de hierro galvanizado mientras que las barandas y cercos combinan partes galvanizadas con hierro protegido con pintura anti óxido. No se usaron maderas de ningún tipo para revestimiento o aberturas exteriores. “La premisa fue minimizar el costo de mantenimiento, que se mide en dinero o energía/tiempo de los usuarios, dado que ninguna de las dos cosas abunda”, exponen los autores.

 

FICHA TÉCNICA CASA ÁLAMOS

Ubicación: Pinamar, Buenos Aires, Argentina
Proyecto: Ariel Galera, Diego Ballario, Cesar Amarante y Francisco Villamil.
Superficie: 195,08 m2
Año: 2014/2016
Fotos: Federico Cairoli

 

EL ESTUDIO

Galera está conformado por los arquitectos César Amarante, Ariel Galera y Francisco Villamil. Desde 2011, las obras del estudio son reconocidas y publicadas en medios diversos de todo el mundo. En 2014 Casa KVS se expone en la BAQ (Bienal de arquitectura de Quito). En 2015 Estudio Galera es reconocido por la revista inglesa Wallpaper como uno de los 20 estudios emergentes a nivel global. Casa Pioneros obtiene mención en los premios CAPBA-FADEA. Casa Batin y Casa Tempo (Pelicano) son seleccionadas para la XV Bienal de internacional de Arquitectura de Buenos Aires. Más información: www.estudiogalera.com