En invierno es importante consumir alimentos frescos y naturales, fundamentalmente frutas y verduras, y desterrar la idea de que son alimentos para el verano. Combinar colores aporta vitaminas y minerales de distinto tipo: se recomienda consumir brócoli, zapallitos, zucchini, acelga, espinaca cruda, lechugas de todo tipo, calabaza, zanahorias y rúcula (excelente por su aporte de vitamina A, beta carotenos, potasio, magnesio y fibras). Entre las frutas, las cítricas y el kiwi otorgan una buena cuota de vitamina C. Para tener una piel hermosa recuerde que: la producción de colágeno necesita de la vitamina C, que el beta-caroteno se transforma en vitamina A, que la Vitamina E aporta elementos nutritivos antioxidantes y la vitamina B tonifica las pieles ajadas.
En el momento de las tentaciones algún chocolate de vez en cuando es ideal por el aporte de triptofano (como elemento «levanta ánimos «) al organismo.
Los complejos vitamínicos también son buenos pero siempre es fundamental la consulta previa con el médico de confianza o de cabecera para que receten el adecuado, en cuanto a la cantidad óptima, tanto de vitaminas como de minerales u oligoelementos, que necesita cada cuerpo.
Para no descuidar la figura (aunque en invierno estamos tapados por la ropa) conviene pesarse una vez por semana y en ayunas. Si hay cambios notorios en ese período, consultar a un profesional.
De todos modos, como dice la nutricionista Viviana Desanzo, “las frutas y verduras son ideales para cuidar el físico, porque aportan pocas calorías. Pero vale la pena recordar que lo verdaderamente diet es la porción chica«.
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