La depresión está especificada dentro del DSM IV (Manual diagnostico y estadístico de los trastornos mentales) como uno de los trastornos del estado del ánimo. Los indicadores para saber si la persona está transitando periodo de depresión son:
- Estado de ánimo depresivo, según lo indica la propia persona o la observación realizada por otros (familiares, amigos etc.)
- Pérdida de interés o de la capacidad para el placer
- Baja autoestima
- Pérdida de peso o aumento de peso
- Pérdida o aumento del apetito
- Insomnia o hipersonmia casi cada día
- Agitación o enlentecimiento psicomotor
- Fatiga o pérdida de energía
- Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos e inapropiados
- Disminución de la capacidad para concentrarse o tomar decisiones
- Pensamientos recurrentes de muerte o ideación suicida
Si se reúnen al menos 5 de estos síntomas, con intensidad y durante un periodo de al menos 2 semanas seguidas, donde cada día están presentes estos indicadores, se recomienda recurrir a un profesional de la salud mental. Cabe destacar que queda descartado el diagnóstico de depresión si estos síntomas se deben a los efectos de una sustancia o si se deben a los efectos fisiológicos directos de una enfermedad médica.
¿Cómo aparece la depresión?
La causa de la depresión es variada y depende de cada caso en particular, de cada experiencia de vida personal. Es muy importante conocer los antecedentes psicopatológicos en la familia de la persona afectada ya que puede contener un factor genético. Por la tanto puede tener una causa genética, ambiental, externa o interna.
Este trastorno puede iniciar a cualquier edad, pero las estadísticas muestran que la edad promedio de inicio es a partir de la 3° década de vida.
Los acontecimientos psicosociales desempeñan un papel importante en la precipitación de la depresión, ya que la misma puede surgir después de un estrés psicosocial grave como la muerte de un ser querido, un divorcio y distintas situaciones que resulten estresantes para la persona, sintiendo que la situación impacta fuertemente en su mundo interno y externo. Cabe aclarar que este impacto varia de persona en persona, considerando los recursos internos y externos con los que cuenta cada uno.
¿Cómo afecta el estado de ánimo deprimido en la salud?
La depresión impacta fuertemente en la salud física, puede asociarse a enfermedades médicas crónicas, entre ellas el cáncer, ya que el sistema inmunológico se deprime generando consecuencias fisiológicas. Todo el organismo se desestabiliza, la persona no descansa como debería, ni se alimenta de manera adecuada y saludable, entre otras, lo que afecta directamente a su salud.
Las personas que presentan trastorno depresivo tienen más dolor, más enfermedades físicas y una pobre actividad física social y personal
Recomendaciones
La primera e indispensable recomendación para una persona que padece depresión es consultar con un profesional de la salud mental (Psicólogo o Psiquiatra). Esto es fundamental para propiciar la recuperación.
No existe una única manera, o una fórmula general para tratar la depresión, depende del paciente, sus antecedentes familiares, su diagnóstico y su pronóstico. Cada caso es único y por lo tanto cada tratamiento también lo es.
Existen casos que con intervenciones psicoterapéuticas pueden salir adelante y también existen quienes requieren de una valoración psiquiátrica, ya que la depresión se puede deber a la poca segregación de algún componente químico.
Un factor importante a tener en cuenta es lo que usualmente suelen hacer los familiares y amigos de la persona que está deprimida, ellos le piden que salga de ese estado, por ejemplo: “vamos”,” Salí”, “divertite”, “ríete”, “hace cosas”. Una persona que esté realmente deprimida no tiene la energía, las ganas y la fortaleza para hacer esto, entonces solo conseguimos que se sienta exigida por su entorno, poco comprendida en su estado y frustrada por no cumplir con los tiempos de otros o con lo que otros quieren de ella. De ninguna manera hay que dejar sola a la persona y no animarla, simplemente tener en cuenta que esto se hace de a poco respetando el ritmo del paciente, de a poco le pedimos que salga, de a poco que disfrute de tal actividad, de a poco, a su tiempo y a su ritmo se le proponen actividades con más personas (cenas con amigos, eventos sociales) etc. Esto se logra generando empatía con la persona.
Es indispensable la consulta con el profesional de salud mental, el cual además va a guiar a la familia del paciente en su accionar.
Fuente: Lic. Yanina Silvestri / Psicóloga, MP: 7614.