No fue un camino directo. Desde que hizo su primer trabajo como productor hasta el protagonismo en cine y teatro, Ricardo “Chino” Darín tuvo que ir dando algunos pasos. Y recién hoy, a los 30 años, siente que no sólo ya no tiene que demostrar que puede defender el nombre y la fama heredada, sino que además fue un paso más allá y él le propuso a su padre dar el salto final a la producción. Juntos crearon Kenya Films y ahora debutan en compartir el set de rodaje como actores y además también el detrás de cámara de la película “La odisea de los giles”, que llega como uno de los grandes estrenos del año bajo la dirección de Sebastián Borenzstein. Y entonces sí, ahora, dice que termina de sentir que lo que tiene es suyo. “Tardé mucho en sentir que me gané el lugar que tengo”, dice.
-¿Fue un camino largo hasta llegar acá?
-Y, sí. Empecé siendo el último orejón del tarro en la producción de “El secreto de sus ojos” y fue un recorrido hasta acá. Y un salto gigante: fui aprendiendo sobre la marcha, mientras iba haciendo las cosas, y es lo más importante que hice en mi vida. Producir y actuar para mí fue una odisea también. Y un aprendizaje increíble. Una sensación de satisfacción muy grande porque siento que lo que le vamos a dar al público es algo muy bueno.
-La película es sobre la crisis de 2001. ¿Cómo te pega a vos esa historia?
-Forma parte de mi vida. Es una historia reciente. Todos nos vimos afectados por lo que pasó en 2001. Incluso antes ya había una sensación de crisis bastante heavy y lo recuerdo mucho. Yo tenía 12 o 13 años y me había cambiado de un colegio privado que era una burbuja absoluta a uno público que dependía de la UBA en el centro de Buenos Aires. Fue una decisión con mis amigos. La calle estaba en ebullición y nosotros en el Centro de Estudiantes. Fue clave en mi conciencia social.
-Es la primera vez que trabajan juntos. ¿Cómo fue pasar de la realidad a la ficción?
-Personalmente me llevo de esta peli una experiencia inolvidable de compartir con mi viejo todo, de poder tirar paredes delante y detrás de cámara. Aprendo de él, crezco con él.
-¿Te dio algún consejo?
-Lo que más aprendí de él tiene que ver con el trato, con la forma, con entregar todo, no guardarse nada. Con entender que este es un trabajo de entrega y que la recompensa puede llegar a venir más adelante pero que lo que uno tiene que hacer es dar de sí y sobre todo con las personas con las que trabaja en equipo. Mi viejo es un genio en eso.
-Hace poco dijiste en una revista que tenés todo en Buenos Aires salvo a tu novia (Úrsula Corberó, la estrella de La casa de papel). ¿Cómo llevás esa distancia?
-Así, extrañando Argentina, porque además ahora con la película hice muchas cosas desde allá y un poco me desesperaba. Porque no es lo mismo. Me gusta el modo ambulante, pero ya quisiera tener un lugar. No sé si es porque cumplí 30 o porque me harté, pero hoy necesito asentarme. Tengo esa sensación de que no pertenezco a ningún lado y a todos a la vez. Eso te da mucha libertad pero me doy cuenta de que me está faltando un poco de sentirme en casa en algún lado. Ya perdí la relación de cuándo estoy yendo y cuándo estoy volviendo. Es rarísimo.
Texto: Ana Césari
Fotos: Marcos Ludevid
Una película de aventuras
Basada en la novela de Eduardo Sacheri “La noche de la usina”, La odisea de los giles es la historia de una revancha épica y desopilante, pero también con drama y aventura, que sucede en un pueblo de la provincia de Buenos Aires durante la crisis de 2001. El elenco, además de los Darín, está compuesto por Luis Brandoni, Rita Cortese, Verónica Llinás, Daniel Aráoz, Carlos Belloso, Marco Antonio Caponi y el colombiano Andrés Parra.