La licenciada Marisa Russomando, psicóloga, directora de La cigüeña, en su nuevo libro “Rutinas desde los pañales”, considera que es importante “una crianza organizada para el desarrollo saludable y feliz de los hijos”.
A partir de los 6 meses
Esta es la edad del bebé que Russomando señala como ideal para comenzar con las rutinas. “Por un lado, antes de ese tiempo, el bebé necesita saber que cuenta con us padres si los necesita, por lo que es aconsejable acudir a su llamado cada vez. Con el paso del tiempo es esperable que el niño viva la demora con tranquilidad y pueda esperar sin que ello afecte su sensación de seguridad, basada en el vínculo con sus padres”, explica.
Las fundamentales
La psicóloga asegura: “Existen buenas costumbres y rutinas esenciales para lograr y mantener un buen estado de salud. Diremos entonces que se trata de las rutinas fundamentales. Ellas son: la del sueño, la de la alimentación y la de la higiene”. En pocas palabras, define su importancia con estas palabras:
• Sueño: Un hogar en el que los niños no duermen bien provoca que la familia entera no descanse como corresponde, y esto se traduce en mal humor, falta de paciencia y de energía para continuar con el resto de las tareas y responsabilidades. Dormir le permite al cerebro descansar y recuperarse para seguir aprendiendo al otro día. Durante el sueño, el pequeño reafirma los conocimientos adquiridos y también crece, ya que en esas horas segrega la mayor parte de la hormona del crecimiento.
• Alimentación: Lo que se le debe brindar al niño es una consigna clara enmarcada en una rutina a cumplir que establecerá que en determinados momentos del día se ingiere tal o cual alimento, de manera ordenada, con el ritual que cada familia tenga de ello: la mesa, el encuentro, apagar el televisor, suspender las actividades por un rato e higienizarse las manos, entre otras. La hora de las comidas debe ser una invitación a encontrarse, a conversar alrededor de la mesa familiar y acompañados de alimentos ricos, variados y tentadores. No estará permitido comer cualquier cosa a cualquier hora. No es lo mismo tomarse un tiempo para comer tranquilo que hacerlo sin detener el juego o “picoteando”.
• Higiene: Es un momento que, en general, se reserva al padre, incluso cuando se trata de un bebé muy pequeño. Este regresa de trabajar cuando cae el día, la reciente mamá lo espera para bañar al bebé y, así, el papá disfruta del contacto con su hijito y se va incluyendo en la relación simbiótica entre madre e hijo que tiene lugar en los primeros tiempos. La mayoría de los bebés disfruta del baño y se relaja luego de haber pasado por él, pero otros acompañan el momento con llantos interminables y, lejos de relajarse, se colman de excitación. Estas diferencias se tendrán en cuenta al armar las rutinas de modo de lograr que cada paso sea exitoso. Si el bebé se excita durante el baño, lo más lógico es que no se pretenda que concilie el sueño a continuación. En cuanto a la higiene bucal, algo que no les gusta abordar a los chicos, se trata de hacerlo con voz firme y sostenida, pero teniendo en cuenta algunas variables que pueden alivianarla; por ejemplo: el papel de los odontopediatras que orientan y motivan a su logro.
Ideas para lograr las rutinas
• Fijarlas teniendo en cuenta las posibilidades del niño.
• Actuar con el ejemplo.
• Definirlas con claridad.
• Planearlas y plantearlas con anticipación.
• Frente a las que son consideradas esenciales, no ofrecer opciones.
• No temer decir que NO.
• Tolerar el enojo y la frustración del pequeño.
• No permitir que se arme una situación de prolongada conversación o discusión.
• Elogiar el buen comportamiento y los logros.
• Recordar que los padres son los responsables de la crianza del niño.
• Mostrar los buenos resultados cuando las rutinas se cumplen.
• Proponerse disfrutar del día a día.
Texto: Adriana Aboy.
Fotos: Istockphoto y gentileza Marisa Russomando (libro).