Para asegurarse una buena floración, hay que prestar atención al estado de los bulbos que compramos. Debemos observar especialmente el tamaño, la consistencia y la conservación de la superficie y las raíces. Deben estar firmes y sanos. Además, tener en cuenta que los bulbos más pequeños que el promedio de su tipo no se desarrollan en la primera floración.
¿Cómo reconocer, entonces, un bulbo en mal estado? Por ejemplo, los de tulipanes que presenten la piel partida con señales de enfermedad van a tener problemas. Los bulbos de cualquier tipo sin piel o con tejidos rotos conviene dejarlos de lado, porque es probable que se enfermen. Otro punto a considerar es que las raíces tienen que estar sanas, sólidas y no quebradizas.
Lo que hay que saber
* La mayoría de los bulbos se compran secos, en la etapa en que están inactivos, y en lo posible hay que adquirirlos antes de que empiecen a brotar. Por ejemplo, al narciso le crecen las raíces en verano, se brota en otoño y las flores se ven en primavera.
* En general, el bulbo crece en cualquier lugar, pero en lo posible conviene asegurarle un sustrato casi neutro, o ligeramente alcalino, con buen drenaje, para que el bulbo no se pudra en el tiempo en que está inactivo. Para ello, mezclar la tierra con perlita o arena gruesa. Esto hay que hacerlo sí o sí en las tierras arcillosas. Por el contrario, en terrenos arenosos conviene agregar un poco de tierra negra.
* Solo una parte del bulbo se hunde en la tierra, el resto queda en el exterior. Cuando el bulbo es tan redondo que no se distingue cuál es la parte de arriba y cuál la de abajo, conviene plantarlos acostados. Si se plantan varios juntos, dejar unos 3 anchos de distancia entre cada uno.
* El bulbo no suele necesitar mucha agua y el exceso puede pudrirlo. Una vez plantado, hay que regarlo para que se fije, pero a medida que pasan los días, ir disminuyendo el riego. Finalmente, cuando brota, regar únicamente cuando la superficie de la tierra está seca.
* Los bulbos se pueden plantar directo en tierra o también en macetas. En el caso de los jacintos, también se pueden colocar en agua en las llamadas jacinteras. Estas consisten en un recipiente de vidrio alto, angosto en la boca, para contener el bulbo, que debe tocar el agua del contenedor. Son muy decorativos, pero a diferencia del resto, una vez que terminó la floración, no sirven más. En cambio, una vez que se terminan las flores, los bulbos que están en tierra se retiran y se guardan hasta la temporada siguiente. Otra opción es dejarlos en el terreno. En ese caso, sacarles las partes secas y cortar al ras; al año siguiente, solos volverán a brotar y florecer.
Texto: Florencia Romeo