“Respetando el disparador que nos llevó a idear este proyecto –comenta Andrés Remy–, partimos de las partes que conforman una orquídea: las raíces, el tallo y la flor, y así nació la forma de esta particular vivienda, implantada en el centro de un terreno de grandes dimensiones, en un barrio donde se prioriza la calidad de vida”.
Su ubicación exenta y retraída de la línea municipal responde a requerimientos de privacidad por parte del cliente y a una búsqueda de colonización del terreno.
Respetando la estructura de la flor, la casa se compone de tres partes:
Las raíces, donde se contemplan el garaje y el acceso, conformando el área más próxima a la calle.
El tallo, que funciona de conector entre la raíz y la flor, pensado como un recorrido donde poder contemplar las obras de arte coleccionadas por la pareja.
Y la flor, dividida en los pétalos y el bulbo, donde cada pétalo contiene una función diferente, y el espacio central –que contiene la circulación vertical y provee de luz cenital a todos los ambientes– representa el bulbo. Este conecta la planta baja y la planta alta, a modo de unión entre los diferentes pétalos.
“Para la disposición de los ambientes –explica Remy– partimos de dos premisas: la primera, agrupar las funciones públicas de la vivienda en la planta baja, y las funciones privadas en la planta superior; la segunda dotar a cada ambiente de la mejor orientación de acuerdo a su función”. Y continúa: “obteniendo la orientación perfecta para cada ambiente, logramos activar cada función de la vivienda de acuerdo al recorrido del sol, permitiendo un ahorro importante de energía. Esta premisa tan importante como es la de resolver una vivienda bioclimática nos llevó a trabajar con la incidencia del sol, desde la ubicación de los ambientes hasta la resolución de cada volumen en particular, estudiando sus ángulos al exterior y el retraimiento necesario de las carpinterías, variando de acuerdo a su orientación, lo cual, además de dar respuesta al ahorro energético, dota a este proyecto de gran riqueza formal”.
La utilización de muros, carpinterías y techos con cámara de aire, al igual que la ubicación estratégica de ventanas rebatibles tanto en planta baja como en el núcleo de circulación para que el aire caliente circule en verano, son otras de las respuestas que da esta vivienda al tema del ahorro energético.
Todo esto explica su complejidad formal, tan rica exterior como interiormente, que responde, además, a la intención de cada pétalo de enmarcar una visual a modo de cuadro, y así apoderarse una vez más de su entorno.
La casa es una flor de hormigón y vidrio, que creció a partir de un programa de necesidades, de una metáfora que habla de sus usuarios, y de un exhaustivo estudio y resolución de los detalles, que hacen de esta una vivienda bioclimática, única y audaz.
Ficha técnica
Proyecto y dirección: Andrés Remy Arquitectos.
Dirección de obra: Andrés Remy y Hernán Pardillos.
Superficie: 550 m2.
Año de construcción: 2007.
Fotografías: Alejandro Pera.l
www.andresremy.com