Se sabe que el arte conecta a las personas con sus emociones y ayuda a la relajación. Pero no todos se animan a probar o desarrollar su talento. Y muchas veces no hay tiempo ni voluntad para asistir a clases de pintura o dibujo. Así, hace algunos años aparecieron los primeros libros para colorear pensados para adultos con formas de mandalas. Fue tal la demanda, que aquellos primeros se fueron diversificando y hoy existe una gran variedad de libros de la llamada “arteterapia” o “colorterapia”, una actividad muy simple que cada vez tiene más practicantes.
“Sabemos que ‘hacer’ hace bien. No cura, no elimina los obstáculos de la vida; es decir, no es milagroso. Pero hace que uno se sienta mucho mejor. Y estar bien, siempre viene bien. Eso sí, exige una condición: que se disfrute del hacer, es decir, que uno desee hacer lo que hace. Pintar es una de las tantas cosas posibles, pero tiene una gran cantidad de beneficios en un acto muy simple. Además de que tiene la ventaja de que puede hacerse en cualquier momento y espacio, recrea una simbólico que combina diversas cuestiones: la magia del color crece y se va enlazando a la historia personal. Así comienzan a surgir recuerdos, anécdotas, trozos de la vida que se van anillando como serpentina y permiten ir mucho más allá del color y de la forma”, explica la licenciada Ana Viglianco, psicoanalista.
Hay libros inspirados en la arquitectura, en la autoayuda, en la naturaleza y en distintos intereses y contenidos.
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