En el piso 25 de la torre Catalinas de Retiro, con una vista panorámica y única del Río de La Plata y del puerto de Buenos Aires, Facundo Gómez Minujín es un experto en finanzas y director ejecutivo de J. P. Morgan Argentina. En la sala en la que recibe a Mujer Country, además de unos muebles muy elegantes de estilo clásico, hay dos pinturas enormes que se imponen a la vista de cualquier visitante. “El arte es parte de mi vida, una parte esencial. No como algo que se enseña o se va a ver al museo, sino como algo integrado, un vidrio a través del que mirar el mundo”, dice el ejecutivo, formal pero no tanto, que lleva en la sangre y en la identidad –además de en su notable parecido físico– la herencia de la gran Marta Minujín, su mamá.
Facundo es el mayor de los dos hijos que la legendaria artista plástica tuvo con su único y actual marido, el prestigioso economista Juan Carlos Gómez Sabaini. La otra es Gala (33) –así bautizada no por la famosa mujer de Dalí, sino porque a su madre no le dejaron ponerle Galaxia como deseaba.
Creció en un hogar en el que el arte y la economía convivían con naturalidad.“Quizá desde afuera pueda parecer raro, pero para mí era lo más normal del mundo. De todas maneras, puertas adentro de nuestra casa, era el lugar de la familia y ahí la dinámica era como la de cualquier otra… Salvo que en nuestro caso era mi papá el que se ocupaba de las cuestiones más ‘terrenales’ como llevarnos al colegio, ayudarnos a hacer la tarea o llevarnos al dentista”, dice él, que recuerda que un plan normal en la infancia y adolescencia era ir con sus amigos a los happenings de su mamá. “Para mí el arte era una diversión; un plan como puede ser ir a la quinta de la familia”.
Sin embargo, mientras crecía disfrutando de tener una madre artista, su vocación se volcó hacia el camino de una carrera convencional, más cercana al modelo de su padre. “Yo creo que artista se nace. Y desde ese lugar siempre supe que yo no era un artista. Podría haber hecho algo ligado al arte en el sentido de haber aprendido una técnica; estudiar, formarme… Pero eso es distinto a ser artista, como es mi madre. Eso no se aprende”, asegura a los 47 años y con una destacada carrera como abogado experto en finanzas, profesión que disfruta y combina con su pasión por el arte: desde 1996 forma parte de la Fundación ArteBA y desde 2007 tiene el orgullo de ser su presidente.
Y se viene ArteBA
Le preguntamos entonces a Facundo cuáles son las novedades de esta feria para el 2013. “El desafío con el que venimos trabajando desde que yo asumí la presidencia –nos dice–pasa por hacer crecer la convocatoria internacional de la feria. Cuando ArteBA comenzó, fue una de las pioneras en el mundo, pero hoy hay una proliferación de ferias, tanto en la región como en Europa y otros lugares: por ejemplo Art Basel (Basilea), que es la más importante, ahora tiene Art Basel Miami y Art Basel Hong Kong. Entonces, para seguir distinguiéndonos, nos enfocamos en aumentar la cantidad de curadores, galerías y coleccionistas extranjeros. Este año vamos a tener presencia de Brasil, México, España, Francia, Inglaterra, Alemania y Suiza”.
–Un distintivo de ArteBA es que se trata de una fundación y por lo tanto no depende exclusivamente de la rentabilidad económica.
–Exacto. Ese es otro diferencial importante. No estamos pendientes del negocio ni tememos que haya un desacuerdo entre socios. El hecho de que sea una fundación sin fines de lucro nos permite una libertad que otras ferias no tienen y no enfocarnos en que venga más gente para garantizar la continuidad. Este año no crecimos en cantidad de galerías sino en calidad, que es lo que le interesa a coleccionistas de afuera.
Por las galerías
Como en los últimos años abrieron muchas galerías en Buenos Aires, sobre todo en barrios como Palermo y San Telmo, quisimos saber si hay un boom del consumo de arte en el país. Al respecto, Facundo dice que es algo difícil de evaluar. “Tenemos –comenta–por ejemplo esos barrios donde hay muchas galerías nuevas especialmente apuntadas a los turistas. Porque, a pesar de todo lo que se dice, Argentina sigue siendo un país barato para los turistas. Pero también está la contracara de esto: muchas galerías buenas dicen que el mercado está muy lento y que se hace difícil vender. Ahí ArteBA tiene un papel importante, porque para muchas galerías, la feria significa el 50 por ciento de sus ventas anuales. Mantener una galería es muy caro, porque además de los gastos de cualquier negocio, hay que pagar costos de archivos y seguros, que son muy altos. Además, la mayoría de las ventas de obras no se hacen entre las pocas personas que entran en un día; sino por invitados y llamados a potenciales coleccionistas. Por eso hoy hay más art dealers y subastas; y las galerías lo sienten como una especie de competencia desleal. Hay que encontrar el auténtico equilibrio”.
–¿Qué importancia tienen las galerías?
–En algún sentido, la galería tiene como una función social: presentar o proyectar artistas, dar a conocer una obra, que el arte esté ahí al alcance de la mano, casi en la calle y sin que haya que pagar una entrada. Esto se ve en las grandes ciudades, como Londres o Nueva York, donde además las galerías están todas juntas y se genera un paseo cultural a su alrededor.
Las modas pasan, el arte queda
Facundo nos habla también del cambio en el consumo del arte, que no fue solo local, sino también, mundial y agrega que “hay un boom del interés por el arte. Nunca hubo tantos visitantes en el Louvre, en el MOMA, en el Pompidou o en la Tate Modern como ahora. Eso es visible y notorio, como lo son también los precios de las subastas internacionales, que han alcanzado los niveles más altos históricamente. La gente le destina más tiempo y más dinero al arte y eso, un poco, también se ve acá; aunque obviamente en mucha menor escala”.
–La sensación es que el consumo se expandió hacia los sectores medios. ¿Es así?
–Sí. Ya no sólo son las clases altas las que tienen acceso al arte y el placer del arte alcanza a personas de capacidades económicas muy distintas. El arte no es necesariamente caro, como a veces se piensa, y mucha gente prefiere poner una pintura a una lámina en su casa. Eso no pasa por la plata. Esto viene de la mano de una exposición del arte como tema en los medios de comunicación masivos. Antes, el arte quedaba segmentado a un nicho especializado y entonces ni siquiera circulaba información fuera de ese circuito, salvo que fuera algo muy popular. Pero ahora, se ha caído esa especie de barrera y el arte es de interés general. Habiendo dicho esto, debo decir también que los precios de las obras y la cantidad de ventas no han levantado. Y yo opino que esto es porque falta una base de coleccionistas locales.
–En la Argentina, parecería que el consumo de arte funciona casi como una moda. ¿Cuál es tu opinión del arte contemporáneo argentino?
–Lo que pasa mucho es que Argentina es un poquito como un pueblo y entonces la gente compra lo que los demás compran. Y ahí es que se produce ese efecto moda: hay diez artistas de moda y a cualquier lugar que vas siempre están los mismos diez. Para mí no es bueno esto. Porque la moda hace que te guste lo que no te gusta. A través de estrategias de marketing o de mucha exposición, el ojo se acostumbra a lo que no le gusta. Yo creo que hay que tratar de encontrar lo que a uno le gusta. Es un ejercicio: cuanto uno más ve, más fácil resulta esto. El arte es algo muy personal y cada uno debe seguir su propio gusto. Porque las modas pasan y el arte queda. Lo más trascendente del hombre son las invenciones y la cultura; eso es lo que queda para adelante. Y, sobre todo, el arte enriquece. Por eso es importante que el arte esté en la calle y que se incorpore a la vida de una manera natural y cotidiana.
Pinceladas Minujín
Un museo: Guggenheim de Nueva York.
Un pintor: Leonardo Da Vinci, el más genio de todos los artistas.
Una obra: Maman -más conocida como la araña- de Louise Bourgeois.
Una colección: Inhotim, en Minas Gerais.
Una ciudad para ver arte en la calle: Venecia: “No hay arte; la ciudad ‘es’ arte”.
Nota de la editora
El 8 de mayo, cuando la revista Mujer Country estaba en imprenta, en la presentación en el MALBA de arteBA 2013 Facundo Gómez Minujín comunicó que él y Alejandro Corres, el vicepresidente, dejarán sus puestos al término de esta edición de la feria, cediendo su lugar a generaciones más jóvenes. El nuevo presidente será Alec Oxenford y el vice, Luis Incera.
Texto: Paula Bistagnino.
Fotos: Diego García.