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15 de julio, 2013

Yayoi Kusama: El Universo bajo la lupa

Es la artista viva más relevante del Japón y una de las más innovadoras del arte Pop del siglo XX. Su obra nos incluye a todos, significa la lucha contra sus propias obsesiones, es el arte salvador, y es también un canto de alegría, que ha influido no solo en el arte sino en el diseño, la decoración y la moda.

 

La muestra de Yayoi Kusama que se presenta en el MALBA –Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires– se llama Obsesión Infinita.

Desde el 30 de Junio los árboles y la entrada del Malba se engalanan de lunares que anuncian una repetición rítmica de un leit motiv que da personalidad a la obra de la artista.

Alguien que todo lo invade de putos puede tener la obsesión de colocar estas figuras una y otra vez, de manera maníaca. Pero los puntos se expanden y aparecen en toda su obra, en acuarelas pequeñas donde un mini mundo parece rodeado de planetas; en otro, un redondel puede ser una ameba; sobre otro plano múltiples puntos pueden ser pequeños hombres; en otro, pequeñas figuras pueden ser las que conforman una célula, o líneas que confluyen, simplemente ramas que se vuelan con el viento o folículos pilosos que caen de una cabellera, o las formas que admite la textura de una piel animal.

Universo infinito y micro realidades que pueden ser la visión macro de estructuras casi invisibles o verdades súper expandidas, que hacen que la obra de Yayoi Kusama sea una muestra de la estructura de este mundo que ya ha adelantado la ciencia: átomos y microátomos, galaxias y repetición al infinito de sistemas de los cuales somos parte. Y la artista se ocupa de que en sus instalaciones nos veamos reflejados como muchos iguales, repetidos hasta el infinito, una muestra de nuestra imprescindible y pequeña existencia en el mundo.

Pero lo cierto es que la estética de Yayoi Kusama fue impulsada por ella misma para que también entrara en juego en el diseño, donde destacan sus esculturas-muebles con formas humanas repetidas y que forman parte de un mueble porque así como un átomo es parte de nosotros y también de un mueble, los humanos pasamos a integrar en formas parciales un mueble que a su vez se suma a nuestro entorno como algo funcional y estético imbrincado en nuestra propia existencia. Y de la influencia de sus texturas y figuras a la moda han surgido vestidos y accesorios de diseño con sus motivos artísticos.

Pero Yayoi se ocupa fundamentalmente de recordarnos de manera permanente que formamos parte de este Universo, de que somos muchos, de que nos parecemos, de que somos un engranaje en una estructura, un punto fugaz, un lugar de atracción y una pieza imprescindible en la armonía del todo. La vida misma pasa por su obra y en sus colores se ve la alegría infinita de lo que está vivo. Yayoi lo muestra en la textura de una taza, en una acuarela abstracta, en los lunares que elegiría para su vestido, en una instalación luminosa… lo hizo en toda su vida y en sus actos cotidianos.

 

La princesa de los lunares

Nació en Matsumoto, Japón, en 1929. Hoy tiene 84 años. Fue protagonista indiscutida de los años ‘60, con happenings, instalaciones y una clara participación en la cultura Pop del momento. Luego, se internó en un neuropsiquiátro de Tokio de donde sale durante el día para pintar en su taller, a pocas cuadras, en el barrio de Shinjuku, para volver a dormir en el nosocomio que la contiene.

Como artista es multifacética y vanguardista. Utiliza la pintura, el dibujo, el video, la escultura, las instalaciones y las intervenciones en el espacio público y trabajó con empapelados y motivos en 1963 con los que se adelantó al Andy Warhol de las Sopas Campbell. Su literatura abarca trece novelas, una autobiografía best seller en Japón y un catálogo importante de poesía.

Ha presentado muestras en el Tate Modern, en el Reina Sofía, en el Museo Pompidou y el Museo Whitney, y también ha trabajado para la marca Louis Vuitton.

Reconoce que sus enfermedades psicológicas la mantuvieron alejada del mundo social, pero que el arte le ha servido para luchar contra sus manías obsesivo-compulsivas, sus depresiones y sus trastornos de despersonalización. Y ha dicho “por medio de mi arte he superado la infelicidad”. Y respecto al leit motiv de su creación, ha declarado al matutino La Nación: “Los puntos son sólidos e infinitos. Son una forma de vida. Sol, luna, estrellas son cientos de millones de puntos. Cada ser humano es también un punto. Los puntos no pueden existir por sí mismos, solo pueden existir cuando se reúnen unos con otros. Admiro completamente su “infinitud” y estoy profundamente conmovida por la grandiosa presencia del universo, que está lleno de un poder misterioso”.

 

Su camino

Entre sus primeras obras fue pintar lunares y redes. Su primer trabajo célebre es la Red Infinita, repetición de pequeños arcos de pintura, con los que llega a la obsesión.

En 1948 llegó a Nueva York y allí conoció a artistas como Andy Warhol, Joseph Cornell y Claes Oldenburg. Incorporó entonces a su trabajo las esculturas blandas conocidas como Accumulations (Acumulaciones) e incursionó en happenings y performances, entre ellos el realizado en la estatua de Alicia en el país de las maravillas, en el Central Park.

En 1986 realizó una muestra en el Musee des Beaux-Arts de Calais, en Francia. En 1989, expuso en el Centro Internacional de Arte Contemporáneo, en Nueva York y en el Museo de Arte Moderno de Oxford, en Inglaterra. Luego, en 1993, participó en la 45ª Bienal de Venecia.

En 1994 comenzó a crear esculturas al aire libre. Produjo obras para espacios en muchos centros de arte de su país.

Comenzó a mostrar sus trabajos en galerías en Nueva York en 1996, y ganó el Best Gallery Show en 1995/96 y en 1996/97 otorgados por la International Association of Art Critics.

Entre 1998 y 1999 se realizó la mayor retrospectiva del trabajo de Kusama que se presentó en Los Angeles County Museum of Art y luego en el  MOMA de Nueva York, en el Walker Art Center y el Museo de Arte Contemporáneo de Tokyo. En 2000, Kusama ganó el Education Minister’s Art Encouragement Prize and Foreing-Minister’s Commendations y presentó su retrospectiva en Francia, Japón, Dinamarca y Corea. En 2001 recibió el Premio Asahi; en 2002, el Medal with Dark Navy Blue Ribbon y en 2003, el Nagano Governor Prize por su contribución a favor del arte y la cultura.

En 2004, su muestra Kusamatrix comenzó una gira en el Museo Mori de Tokyo y recibió la visita de 250.000 personas. En el mismo año, la muestra se hizo presente en el Museo de Arte Moderno de Tokyo, en 2005 en el Museo de Arte Moderno de Kyoto, en el Museo de Arte Contemporáneo de Hiroshima y en el Museo de Arte de Kumamoto.

En 2006 recibió el National Lifetime Achievement, la Orden del Sol Naciente y el Premio Imperial de Pintura.

 

En Buenos Aires

Obsesión Infinita es la primera retrospectiva en América latina de la artista.

El Malba desde la entrada anuncia lo que se verá: los árboles de la vereda de Figueroa Alcorta están recubiertos de lonas rojas con lunares blancos. Los lunares rojos, en compossé, aparecen en la entrada, y se repiten en el interior y el ascensor. La entrada cuesta $ 40 y con ella entregan una lámina de stickers con puntos de colores con los cuales los visitantes grandes y pequeños adornan su cara y sus ropas a modo de acompañar a la artista en ese mar de puntos que integran el infinito.

La muestra exhibe unas cien obras creadas entre 1950 y 2013, que incluyen pinturas, trabajos en papel, esculturas, videos, slideshows e instalaciones. Curada por Philip Larratt-Smith (Vice Curador en Jefe, Malba, Buenos Aires) y Frances Morris (curadora de la retrospectiva de Kusama en la Tate Modern, Londres), la exposición presenta la trayectoria de esta artista que va desde el ámbito privado a la esfera pública, desde la pintura a la performance, del estudio a la calle.

Son impactantes la instalación de los espejos en el Infinity Mirror Room (Sala  de los espejos del Infinito – Campo de falos), 1965/2013, donde los visitantes pueden verse reflejados en los espejos al infinito entre los falos coloridos creados por Kusama, como así también las instalaciones de espejos y luces en Infinity Mirror Room – Filled with the Brilliance Life (Sala de espejos infinitos – Plena del brillo de la vida), 2011,  donde el espectador parece flotar en un  universo de estrellas brillantes.

En ocasión de la muestra, Malba publicó un volumen especial editado en español e inglés. El libro incluye una sección de ilustraciones en color de las obras de la muestra, ensayos de Larratt-Smith y Francis Morris, y una cronología visual de la vida de la artista.

También en el marco de la muestra, Malba y Mansalva editarán un libro con dos cuentos y una nouvelle escritas por Kusama, en su primera traducción al español por Anna Kazumi-Stahl y su madre, Tomiko Sasagawa Stahl.

 

Para agendar

Del 30 de junio al 16 de septiembre, Yayoi Kusama, Obsesión Infinita, en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires –Malba–, Avda. Figueroa Alcorta 3415. A partir del 16 de septiembre, la muestra viajará a Brasil y luego a México. Sus curadores son Philip Laratt-Smith y Frances Morris.