A mi marido y a mí nos encanta salir a comer afuera. Aún más, fue nuestra salida preferida hasta que nació Micaela. Hoy en día, con dos años, ir con ella a un restaurante es una verdadera tragedia griega: corretea entre las mesas, el tiempo que se queda quieta es mínimo y, cuando llega al límite del fastidio, llora, grita y se vuelve insufrible para nosotros y el resto de los comensales…
Graciela Vargas, de Ingeniero Maschwitz (provincia de Buenos Aires)
Con algunos trucos sencillos, hasta la criatura más traviesa, puede tranquilizarse y permitir a sus padres disfrutar de la comida en paz. Para lograrlo, tener en cuenta lo siguiente:
- Descartar locales elegantes, lo mejor es elegir un lugar con un espacio exterior (por ejemplo, un jardín para que pueda corretear sin molestar a nadie).
- Otra buena idea es llevar papeles y lápices de colores para que se entretenga y se quede sentada.
- Evitar los sábados a la noche y los domingos al mediodía, además, es conveniente llegar temprano, cuando el lugar está bastante vacío y el servicio es más rápido.
- Dejarlo elegir entre dos o tres platos de su preferencia para que se sienta mayor e importante.
- No insistir para que coma o se porte bien porque esto la hará sentirse chiquita y desear concentrar toda la atención en ella. Este tipo de salida puede ser una buena ocasión para que empiece a aprender a ser autosuficiente y responsable.
Asesoró: Dra. María Gladys Moreno, médica pediatra.