La tele, la playstation, la wii, las películas… nada parece alcanzarles, nada los entretiene demasiado tiempo. En definitiva, la libertad para disponer del tiempo libre no parece ser tan divertida como se creía. ¿Qué pasa con los chicos y su abulia…?
Muchas veces, las quejas de los más pequeños no están relacionadas específicamente con el aburrimiento. En muchos casos lo que sienten es angustia por no saber qué hacer, están desorientados. Generalmente, el latiguillo del «mamá me aburro» empieza a los 6 años; antes es menos frecuente, porque se entretienen con cualquier cosa, usan más la imaginación. A esta edad, como tienen todo tan pautado por la escuela, los horarios, las actividades, se desorientan cuando deben manejar su tiempo libre.
Para los pequeños, el colegio es esa guía que los ayuda a descubrir lo que quieren hacer, los socializa y los hace sentir contenidos por una o varias maestras que les prestan atención. El ámbito escolar tiene como función primordial ser un elemento socializador para el niño. Los papás y mamás que son profesionales y que trabajan, utilizan la escuela como un espacio donde se cubren los roles paternos y maternos. Es el lugar donde el niño almuerza y cumple sus actividades recreativas; donde está su maestra de apoyo, su maestra estimuladora…Y como la escuela ahora en receso, deja de cumplir el rol que los reemplazaba -al menos en un sentido- los padres tienen que comprometerse con lo que implica esta ausencia. Claro está, desde el vamos, que los que comienzan a tener tiempo de sobra son los chicos; mientras tanto, los padres deben continuar con sus trabajos y, por qué no, también con sus tareas recreativas. Por eso la primera reacción es buscar un sustituto del colegio. Anotarlos en un club de recreación, una colonia de vacaciones, o en toda actividad que aparezca porque los padres tienen que seguir con su rutina laboral. Es importante que los papis aprendan a disfrutar de los hijos con los hijos, en alguna tarea compartida. Poder nadar, jugar o hablar debajo de un árbol son opciones enriquecedoras. Los chicos se dan cuenta cada vez que los «depositan» en un lugar y sienten eso de «sacárselos de encima». Muchas veces, la raíz del aburrimiento germina en la actitud que tienen los mayores.
La imaginación al poder
Los chicos a los 3 ó 4 años pueden jugar con cualquier objeto, con un broche, por ejemplo… se divierten como si fuera un avión, pero al crecer, se ponen más realistas y se privan de fantasear. Es más, quizás ni les gusta un avión de juguete porque no es lo suficientemente parecido a uno real.
Nadie puede negar el valor creativo que tienen algunos de los juegos de video o las aventuras que viven día tras día dentro de las «cajas bobas», los personajes que componen el mundo del animé (dibujos animados japoneses). La inclusión de esta «pasividad» en la manera de jugar de los chicos, termina anulando las propiedades que el acto creativo debería tener. Cuando se habla de chicos, lo más importante es el juego. Un juego que además implique un desafío, que los ponga a prueba, que sepan cuánto pueden dar. Por eso, para abolir el me aburro es muy importante buscar actividades que faciliten la recreación y la creación en el chico, porque la actividad lúdica que le es innata , le permite no sólo disfrutar si no elaborar todo aquello que él no pudo vivir bien, las situaciones traumáticas. Cuando el niño juega, descarga en ese juego lo que no pudo tolerar»
Que hacer con los chicos que se aburren
* Lo primero es prestarles atención; demostrarles que uno tiene interés en ayudarlos a descubrir cómo pueden divertirse. Evitar que se sientan un estorbo.
* Regular todo lo que implique una pantalla. Equis cantidad de horas y estableciendo qué se ve, es decir, no sirve prender la tele y ver lo que hay. Es mucho mejor poner una película o decidir que ven tal y cual dibujito.
* Ponerse a hacer cosas con ellos. Algo que siempre les fascina es cocinar. O alguna artesanía, como bijouterie con las nenas o modelismo con los varones. ¿Les gusta dibujar? Ir juntos a comprar y armarles su propio set: papel, lápices de colores, crayones. ¿Les gustan las manualidades? Comprar piezas simples de madera (caja, bandeja), pinturas, pinceles y esténciles y dejarlos que las pinten y decoren a gusto.
* Por un lado, hay que proponerles cosas, porque a veces no conocen algo y por eso no se les ocurre. Por el otro, preguntarles qué les gustaría hacer, espontáneamente o entre varias alternativas.
* Ir al cine. ¡Basta de DVD en casa! El cine es toda una salida y la pantalla grande siempre es tentadora.
* Dejarles a mano la mitad de sus juguetes y esconder la otra mitad. Cada 2 o 3 meses, reaparecer con los escondidos y separar los que estaban usando. Como ya ni se acordaban de que los tenían guardados, captan su atención por un buen tiempo, porque les encanta reencontrarse con ellos.
* Los libros no siempre les resultan atractivos. En cambio, las historietas les resultan más divertidas… y no dejan de ser lectura. ¿Probaron con los libros de Gaturro, por ejemplo?