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30 de marzo, 2014

Débora Pérez Volpin: “Trabajar con las redes sociales es genial”

Su modelo a seguir siempre fue Mónica Cahen D'Anvers y tuvo la gran suerte de trabajar a su lado y hasta de reemplazarla. Su carrera arrancó en la radio, mientras estudiaba, y no se detuvo más. Hoy, tras trabajar en Canal A, en Radio Mitre y ganar el Martín Fierro, despierta al país en la pantalla de El Trece con su noticiero Arriba Argentinos.

Bellísima, inteligente y preparada, Débora Pérez Volpin es una de las presencias más valiosas de los noticieros de la TV argentina. 1 de 4

 

Débora cree que si de chica hubiese tenido Google, hubiera sido la niña más feliz del mundo. Siempre fue curiosa y volvía locos a los adultos que tenía cerca con sus preguntas. Así nació su vocación, alimentada por una maestra del primario que le hacía leer los diarios y le mostraba cómo se armaban las noticias.

Sin embargo, cuando se anotó en la universidad, lo hizo en la carrera de Medicina. El mandato familiar pesaba y como la carrera de Comunicación Social era muy nueva, prefirió hacerle caso a su padre. Pero cuando eligió las materias a cursar, optó por Semiología y allí descubrió que la comunicación era lo suyo. “Mi primer trabajo pago fue a los 19 años, en Radio Belgrano. Después empecé a colaborar en varias revistas, hasta que a los 21 entré a TN”, cuenta Pérez Volpin.

–¿Qué partes de tu trabajo te resultan difíciles y cuáles te gustan?
–Hoy lo más complicado tiene que ver con situaciones relacionadas a la política, a un modo de descalificar anclado en la sociedad. Esto no lo elijo. Yo trabajo con respeto y convencida de lo que hago. Lo que me hace feliz es llegar al canal antes de las 6 y tener una pila de diarios en papel con tinta fresca para sumergirme en las noticias y ver por dónde vamos a ir en el noticiero.

–¿Es clave el trabajo en equipo?
–Para mí no hay otro modo de hacerlo, sería engorroso si no. Es importante que todos los integrantes se sientan cómodos, para que vayan a trabajar con ganas. El secreto para que haya química y trascienda la pantalla es este.

–¿Cuánto cambió la profesión en los últimos años?
–Se transformó completamente. Hay cuestiones básicas que tienen que ver con los valores, las convicciones, el compromiso –que son nuestro abecé– y siguen firmes, pero la revolución tecnológica cambió el modo de comunicarnos. Trabajar con las redes y usarlas como fuente pero también como canal de comunicación es genial. Además del acceso a la información de todo el mundo, el contacto con periodistas en cualquier país. Esto era impensable tiempo atrás.

–Sin embargo, ¿la tecnología puede ser un arma de doble filo también, no?
–Sí. Las nuevas generaciones tienen que tener esto claro. Siento que el periodista de más años está acostumbrado a la verificación de fuentes, a otro estilo. Si fuera tan fácil, si alguien tuviera acceso a una data y la publicara, carecería de la responsabilidad del periodista.

–En un mundo de tantos cambios, ¿cuál es tu fórmula para mantenerte vigente?
–Ante todo hay que estar muy informados, leer diarios, pero también libros, que alimentan y te dan nuevas miradas sobre las cosas. Y esto hay que combinarlo con la tecnología, porque si te dejás estar, te perdés mucha información y mucha conexión. Hoy, a mis 46 años, son mis hijos los que me enseñan sobre redes sociales.

–¿Cómo te ves de acá a veinte años?
–Ojalá pueda conservar lo que tengo y seguir aprendiendo. Espero que el paso de los años me ayude a trasmitir mejor, a ser una persona confiable, comprometida. Además, me gustaría tener más tiempo para hacer cosas creativas; para escribir esa novela que siempre postergo.

–¿Qué otras cosas te gusta hacer?
–Pasar tiempo con mis hijos. Me gusta estar pendiente de todo lo que les pasa y que sus amigos vengan a casa. También me gusta ir al cine, estar conectada con la agenda cultural, escribir y  nadar.

 

Texto: Dolores Caviglia