Es canadiense y con sólo veintidós años ya conoció a innumerables famosos en todo el mundo que apoyaron su causa y hasta fue entrevistado por Oprah Winfrey en su mundialmente famoso show más de una vez.
No es para menos. Ryan Hreljac, que es hoy un joven y carismático hombre de hablar pausado y sonrisa plena, transmite con su mirada alegre la calma de quién descubrió para qué vino a esta Tierra: “quiero hacer del mundo un mejor lugar para vivir” sentenció a sus seis años y desde entonces está a la altura de su sueño, que con el tiempo se transformó en Ryan´s Well Foundation (http://www.ryanswell.ca/)
Vino a la Argentina para participar del III Congreso Internacional del Agua (www.sanluisagua.com.ar) en la provincia de San Luis y su presentación no sólo fue uno de los momentos más esperados para los más de mil asistentes sino que, además, se ganó el afecto de cientos de personas que (en muchos casos con ojos empapados por la emoción) escucharon la historia de este joven hombre de 22 años, que desde los 6 trabaja intensamente con el objetivo de construir pozos de agua en África.
Qué lo motivó, cómo pudo sostenerlo o qué podemos hacer en la Argentina por la causa del agua, fueron las inquietudes más repetidas de los mil asistentes a este encuentro anual puntano.
La motivación
La sensibilidad de una maestra que invirtió el tiempo suficiente para proponer un trabajo en el aula, para la concientización para sus pequeños alumnos sobre la escasez del agua potable fue el comienzo de todo. ”Hay chicos como ustedes que caminan muchos kilómetros para obtenerla y muchos mueren porque simplemente no tienen agua potable para beber” les dijo, y fue en ese momento en el que Ryan, de 6 años, decidió caminar los pasos que había entre su clase y el bebedero. Uno, dos, tres… un poco más. Fueron sólo diez. Entonces se imaginó lo distinta que sería su vida si esos pasos fuesen 10 kilómetros.
“¿Cuánto cuesta hacer un pozo de agua?”, preguntó a la maestra: “Sólo setenta dólares”. Y en ese instante Ryan abrazó la idea de juntar ese dinero y resolver ese problema. Supo dos cosas: Que tenía que hacer algo y que lo iba a lograr.
Tan sólo un año después impulsó la construcción de su primer pozo en Uganda.
Como a él mismo le gusta decir hoy: “A esa edad yo pensaba que con esos dólares iba a solucionar el problema de agua de toda el África, era naïf pero tenía un plan: mis padres me darían los dólares”.
Sin embargo, afortunadamente, eso no sucedió. Conmovidos, sus padres lo escucharon atentamente y acariciaron su cabecita repitiendo, “qué tierno”. Y eso fue todo. Lo mismo sucedió con otros parientes y amigos. Pero Ryan no se dio por vencido, lo impulsaron a hacerse cargo de su idea y eso hizo. Lavó autos, hizo tareas domésticas, fue un buen chico y ganó un poco de dinero que acercó a la sede de Water Cam una ONG que se ocupa de estos temas, pero allí le dijeron que lo que costaba realmente la perforación de un pozo eran 2000 dólares. Su madre le advirtió que ella no podía darle 2000 dólares por más que limpiara cristales para toda la vida, pero Ryan, lejos de rendirse prometió regresar con el dinero y cumplió.
Sostener un sueño
La fundación que lleva su nombre ya desarrollado más de 840 proyectos vinculados a la potabilización del agua, y ha construido 1250 instalaciones sanitarias a lo largo de 13 años en más de 16 países, entre ellos Angola y Uganda, en el África, así como en Haití, después del devastador terremoto. Estas tareas han generado numerosas mejoras en materia de salud, lo que alcanza unos 800.000 habitantes de estos pueblos.
– ¿Cómo vivís el hecho de ser un referente mundial en los temas de uso responsable del agua?
– La verdad es que me siento un típico canadiense, pero entiendo que la historia de mi mismo a los seis años es una inspiración para muchos y he aprendido que fui nene que pensaba que un aljibe iba a ayudar a todo el mundo. Hoy sé que hay que estudiar y profesionalizarse para buscar nuevas formas de seguir viendo cómo solucionar un problema tan terrible como lo es vivir sin acceso al agua potable.
– ¿Cómo trabaja la fundación?
– Recaudamos dinero y en cada lugar trabaja con partners locales.
-¿Cuáles son los desafíos que enfrentan actualmente?
-Transmitir nuestra motivación a otros y construir más pozos de agua y mejorar la sanidad, no es fácil conseguir recursos pero se puede hacer. Con la ayuda de la familia y los amigos formamos un equipo.
-¿Qué te produce, después de tantos años de concientizar sobre el uso responsable del agua ver que todavía hay tanta gente en el mundo sin agua potable?
-Siento lo mismo que a los seis: que es injusto que haya gente que carezca por completo de acceso al agua potable y es eso también lo que me motiva cada día. El saber que el problema persiste me impulsa a estudiar, profesionalizarme y buscar nuevas formas de ayudar.
-¿Cuál es el mayor desafío con respecto al agua y sus diferentes usos, por ejemplo si hay que decidir si se utiliza para beber o para para producir energía?
-Tiene que haber una discusión seria sobre el tema, se tiene que hablar de ello y tiene que ser un debate político para que haya un balance, hay que buscar el equilibrio.
La historia de Ryan comprueba la frase que, casi como lugar común, circula por Internet: “Cualquiera que se lo proponga puede transformar la realidad”, y ese es el principal mensaje que Ryan Hreljac dispersa por el mundo en sus viajes a colegios y congresos con la sencillez y la calma de quien ha caminado muchos kilómetros en esta vida. Quizás no para conseguir agua potable para sí mismo, pero sí para otros.
Facundo & Ryan
Actor y músico, pero antes que nada un hombre sensible y comprometido con causas profundas y directamente relacionadas con la vida como la donación de sangre, Facundo Arana también fue invitado especial al III Congreso Internacional del Agua.
Arana compartió con el público un interesante punto de vista en dónde destacó la importancia de considerar y cuidar la calidad del agua, siempre que se gestione este recurso vital, y también se hizo el tiempo, no sólo para derrochar amabilidad con sus innumerables fans, sino para conversar con Ryan a quién le manifestó su admiración por la tarea que realiza.
Jimmy & Ryan
Mientras Ryan le daba forma junto a su familia y sus maestros al enorme sueño aplacar la sed al África, nació un vínculo por correspondencia con Jimmy Akana, un chico de aproximadamente su edad que vivía en Uganda.
Se conocieron cuando Ryan tenía 9 años y visitó por primera vez el continente que tanto le atraía, y la amistad se selló apenas se vieron y años después, -cuando Jimmy quedó totalmente huérfano ya que su familia fue asesinada y sólo él sobrevivió a las atrocidades de la guerra civil-, la familia Hreljac lo adoptó y Jimmy se transformó en un miembro más de la familia.
“Siempre sonreía”, cuenta Ryan, “para él fue todo demasiado difícil… desde muy chiquito caminaba muchos kilómetros para llevar agua a su hogar. Y lo que traía era del color de un chocolate…eso era lo único que podían beber”
¿Cómo se llevan Ryan y Jimmy? “Es absolutamente imposible tener una discusión con él”, dice Ryan, “no tengo recuerdo de ninguna. Jimmy es la mejor persona que conozco”
Texto: Andrea Méndez Brandam.
Fotos: Gentileza Ryan´s Well Foundation, Lore Berón y III Congreso Internacional del Agua.