La elección de los zapatos es de gran importancia, como un factor más de sus cuidados. Los pies en crecimiento de los más pequeños de la familia requieren especial atención. La misión del calzado para niños y niñas que todavía no caminan es únicamente el abrigo, no la sujeción. Para los que ya caminan es indispensable también permitir el movimiento de las articulaciones del pie. Se deben respetar la fisiología, la biomecánica y en definitiva la lógica del cuerpo humano, sobretodo cuando no existen deformaciones ni ni patologías que puedan explicar otro tipo de calzado correctivo.
Las zonas más sensibles del pie son las que debemos tener más en cuenta a la hora de elegir un zapato infantil, y no dejarnos guiar tanto por el diseño o los colores. Sin encontramos el producto que une las tres cosas, entonces habremos encontrado el ideal. Atendamos a estos detalles.
Tobillo. El zapato debe llegar hasta debajo de los maleolos (los huesos laterales del tobillo) o, si es una bota, debe ser lo suficientemente flexible como para permitir el movimiento completo de la articulación del tobillo.
Suela. Es imprescindible dejar que la zona anterior del pie se mueva con libertad mediante una suela flexible.
Plantilla. La plantilla del zapato debe ser plana y flexible.
Taco y puntera. Un calzado sano no debe llevar tacón y debe ser ancho por delante, para que los dedos puedan abrirse y moverse con libertad.
Consejos a la hora de la compra
– El zapato debe dejar libre la articulación del tobillo (subir y bajar el pie).
– El zapato debe ser flexible. Debemos poder doblar la parte de delante de la suela fácilmente hacia arriba con la mano.
– El tamaño del zapato debe ser lo bastante ancho y largo para que permita el movimiento de los dedos y que éstos no lleguen a tocar por delante el final del zapato por dentro. Solución: dibujar y recortar el contorno del pie en un cartón y comprar un zapato en el que quepa bien esa silueta.
– Los materiales deben ser lo más natural posible para que permitan la transpiración de los pies: piel, cuero, algodón (lona), etc.
– El modelo más adecuado es un zapato que se adapte bien al pie, con cordones o velcro. Las chanclas, zuecos o marquesitas no son recomendables, porque la percepción de que el zapato se sale a cada paso, obliga a los dedos a un trabajo de agarre innecesario.
Fotos: gentileza Grisino y Toot.