Un clásico: mayonesa
Se utiliza diluida con jugo de limón, y suele suavizarse con crema de leche. También se la puede condimentar con provenzal deshidratada. Puede emplearse la versión light o la común, porque no altera el sabor del resultado. Hacerla casera es fácil: 2 o 3 yemas y 1 vaso de aceite en la procesadora y listo.
La novedad: queso rallado
Hasta no hace mucho, ingresaba como lluvia sobre las pastas, casi en exclusiva. Sin embargo, como los norteamericanos preparan su ensalada Caesar con lechuga, crutones de pan frito, mayonesa con cebollines y mucho queso rallado grueso, ahora se lo utiliza en otras preparaciones. Rallado grueso o en finas láminas, el queso de rallar queda muy bien con hojas verdes, como la radicheta o la rúcula.
Gourmet: aceto balsámico
Sí, es más caro que el vinagre de vino pero más gustoso. El mejor –el italiano de Módena- se hace popular entre nosotros a partir del lugar que ganó la comida mediterránea. Hay que usarlo al final o como parte de una emulsión con oliva.
El favorito de todos: aceite de oliva
Muy beneficioso para la salud –por ser una grasa monoinsaturada- hay distintos tipos, según su calidad. Son vírgenes, aquéllos que se obtuvieron del fruto del olivo sin procedimientos mecánicos o de otra índole que alteren el producto.
Bonus: mayonesa de palta
Pelar 1 palta y pisarla dentro de un bol con el jugo colado de ½ limón. Salpimentar y añadir 3 cucharadas de mayonesa y 1 cucharadita de miel. Si se desea, procesar todos los ingredientes, o dejarla así, para que tenga algunos grumos. Colocar en salsera aparte.