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6 de abril, 2015

Paloma Herrera: ha volado muy lejos

Cuando finalice la temporada del American Ballet Theatre, a fines de este año, se despedirá de la danza. Su última actuación será en el Teatro Colón, con su debut en Onegin.

 

Fue un vuelo de casi tres décadas. Un vuelo para el que empezó a prepararse incluso antes de saber leer y escribir y tomó altura en plena adolescencia. Un vuelo que duró casi toda su vida y que la llevó a cada rincón del planeta, a los teatros y las salas más importantes del mundo, que nunca se detuvo sino para volver a despegar y llegar cada vez más alto. Ahora, cuando está a punto de cumplir 40 años, Paloma Herrera (39), la mejor bailarina de la historia de la danza argentina, va a despedirse de las zapatillas de punta, las marquesinas y los escenarios.
La decisión fue tomada con la misma tranquilidad con la que vivió dos tercios de una carrera internacional brillante. Fue a fines de 2014, tras una gala en la ciudad de Dallas. Y eligió comunicarla a través de un correo electrónico dirigido a su círculo afectivo y profesional que tituló “Big news” y que tenía la misma alegría que ha caracterizado cada uno de sus pasos: «Ya sé que falta más de un año, pero no bien tomé la decisión quería compartirla porque ustedes saben que esta carrera es mi vida, mi pasión, mi burbuja, mi amor. Por todo esto soy feliz con esta decisión. Ni en el sueño más increíble hubiese imaginado que pudiera vivir esta vida (…)”.
El retiro oficial será a fin de año, cuando concluya la temporada 2015 del American Ballet Theatre, casi en coincidencia perfecta con sus 25 años en esa compañía: fue en junio de 1991 y aún no había cumplido los 16. Desde entonces, su vida transcurrió con base en Nueva York y giras alrededor del mundo. Y a pesar de eso, ella jamás perdió el arraigo con la Argentina: “No puedo hablar de desarraigo, porque yo nunca sentí que me iba definitivamente de mi país. En todos estos años he vuelto muy seguido a Buenos Aires y siempre estoy al tanto de todo lo que pasa. Además, mi familia, mis amigos, mis afectos… Todo está allá”, dice.
Formada con Olga Ferri desde pequeña, su talento natural pronto la destacó en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón. Con sólo 14 años fue finalista del Concurso Internacional de Varna (Bulgaria) y la invitaron a tomar clases con las primeras figuras del English National Ballet en Londres. De allí, una audición en la School of American Ballet y un debut a lo grande como bailarina principal en Raymonda Variation, de G. Balanchine. De inmediato, el sueño del American Ballet Theatre. Y luego, el rol protagónico en todos los clásicos universales de la danza y los públicos de todas partes de pie conmovidos con su danza.
Después de diciembre llegarán los planes de la nueva vida. Mientras tanto, como dice en su carta de despedida, vive con plenitud la última etapa de su gran vuelo: “Siempre supe que quería retirarme joven, exactamente con la misma pasión, ganas y energía que tenía a los 7 años, cuando comencé…”.

Broche de oro
Siempre supe que esta carrera era corta, sin embargo, al empezar tan temprano, para mí fue larga y por eso disfruto cada segundo. No tengo pendientes, no puedo pedir más… estoy totalmente llena, feliz y agradecida”, dice Paloma Herrera. En julio de este 2015 termina su contrato con el American Ballet Theatre y se calcula que vuelva a Buenos Aires para una despedida triunfal: se espera que sea en el Colón los días 11 al 17 de octubre, con Onegin, una de las obras más logradas del siglo XX, en la que, para su final, Paloma debutará en el papel de Tatiana.