Todo lo que se diga de Meryl Streep es poco. Siempre faltará algo, pero no por omisión, sino porque es difícil poner en palabras todo lo que representa. Porque además de ser una intérprete excelsa, precisa, siempre por encima de la media, es de las actrices que se ha cuidado (y mucho) de sucumbir a las cirugías. Se puede ver su nariz característica hace 30 años y en su última película y sigue siendo tan bella como en su juventud. Ninguna muñequita: belleza natural, mirada intensa, sonrisa fresca. Es ampulosa cuando el personaje lo es; sobria y medida si el papel lo requiere; sencilla ama de casa en Los puentes de Madison, glamorosa política en El embajador del miedo, desesperada en La elección de Sofía, divertida en Mamma Mia!, conmovedora en Kramer vs. Kramer, imponente y hierática en El diablo viste a la moda y así podríamos seguir y seguir y seguir…
Mary Louise Streep, hoy Meryl, nació un 22 de junio de 1949 y aunque alguien haya fantaseado con que esa beba iba a ser alguien especial, cuesta creer que alguien pudiera prever que iba a convertirse en una de las mejores actrices de la historia del cine. Siempre cultivó el perfil bajo; de hecho lo que se conoce de su vida es lo estrictamente necesario para que confirmemos que se trata de un ser humano.
Siendo muy joven, conoció al actor John Cazale haciendo teatro. Se los puede ver a ambos en El francotirador, el último filme que él pudo hacer, dado que ya estaba gravemente enfermo, con un cáncer avanzado. Estaban en pareja y convivían al momento de su muerte. Al día de hoy, tantos años después, es un tema del que la actriz evita hablar. Sí se sabe que mientras se hacía la película, el director sabía de la condición de Cazale y por eso le permitió filmar sus escenas antes que al resto. Cuando la producción se enteró, quiso reemplazarlo y ella se negó, amenazando con abandonar el rodaje. Finalmente, falleció poco después de terminado el rodaje, a principios de 1978. A fines de ese mismo año se casó con el escultor Don Gummer, su marido de toda la vida, a quien conoció a través de su hermano. Fue un flechazo y tienen cuatro hijos: tres mujeres –dos de ellas, actrices: Mamie y Grace; otra es modelo, Louisa, y el varón, Henry Wolfe, es músico y se lo conoce profesionalmente con esos dos nombres, sin el apellido Gummer.
DE LA TV AL CINE
Si bien hoy es una famosa actriz de cine, los primeros reconocimientos vinieron de su labor en la pantalla chica. En 1978 recibió su primer Emmy por la serie Holocausto. Ese mismo año ya había tenido su primera candidatura al Oscar, como Mejor Actriz de Reparto por El francotirador. Es la persona que más nominaciones recibió al Oscar (19), que ganó tres veces, y al Globo de Oro (30), que ganó ocho. Obtuvo el Oscar como Mejor Actriz por La decisión de Sofía (1982) y La dama de hierro (2011), y el de Mejor Actriz de Reparto por Kramer vs. Kramer (1979). Ganó ambos premios, Oscar y Globo de Oro, por La decisión… El rol de la polaca sobreviviente había sido escrito para otra actriz, pero le llegó a Meryl una copia del guión y quedó fascinada. Estaba decidida a conseguirlo y le rogó al director, Alan Pakula, que le diera el papel.
Representó a varios personajes reales, como la escritora Virginia Woolf, la cocinera Julia Child y la primera ministra británica Margaret Thatcher. Fue dirigida por Woody Allen en Manhattan, Clint Eastwood en Los puentes de Madison, Mike Nichols en Silkwood, Jonathan Demme en El embajador del miedo, y Robert Redford en Leones por corderos. Trabajó junto a Jeremy Irons en La decisión de Sofía, con Dustin Hoffman en Kramer vs. Kramer, varias veces con Robert de Niro (El francotirador, Enamorándose, Reencuentro), con Julianne Moore y Nicole Kidman en Las horas, con Anne Hathaway en El diablo viste a la moda y se acaba de dar el gusto de trabajar junto a una de sus hijas, Mamie Gummer, en la recién estrenada Ricki and The Flash: Entre la fama y la familia, donde justamente hacen de madre e hija. Lleva filmadas 76 películas y eso sin contar sus trabajos en teatro y televisión. Lo dicho al principio: todo lo que se diga de Meryl Streep es poco en comparación con su trayectoria… y su futuro.
Texto: Florencia Romeo.