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28 de septiembre, 2015

¡Se viene el hermanito!

Los celos y resquemores del primogénito son normales y hasta esperables. Cómo manejar el tema y ayudarlo a transitar esta experiencia.

 

Cuando el hermanito está en camino, el bebé o niñito sentirá el impacto emocional de la noticia. Si bien es una alegría la llegada de otro integrante de la familia, seguramente las sensaciones que experimentará ese hijo mayor pueden distar del ideal de aceptación y felicidad. Cuando sea más grande, agradecerá tener hermanos, pero aún falta para que lo sienta así.
Los papás quizás observen manifestaciones nuevas que les darán la pauta de que registró la noticia, pero a su manera expresará los sentimientos encontrados que esto le produjo, o tal vez brindará indicios de que ya percibe el cambio; de hecho, lo intuye y a veces lo sabe antes de que sus padres le den la noticia.

 

CÓMO AYUDARLO A TRANSITAR ESTA EXPERIENCIA
Lo fundamental es aceptar que algo va a cambiar, entendiendo que ese nuevo hijo no es el primero y, por lo tanto, muchas cosas serán más sencillas gracias a la experiencia vivida, aunque se sumarán nuevas situaciones que alterarán los hábitos y rutinas instaladas hasta ahora.
La mayor dificultad para el niño será aceptar que dejará de ser el centro de la escena y pasará a ubicarse en un lugar diferente, el de “hermano/a mayor”, con sus beneficios y, por qué no, renuncias debido al cambio. Ahora tendrá que aprender a compartir a mamá y a papá.

 

QUÉ VA A HACER EL FUTURO HERMANO MAYOR
Puede que cambie sus hábitos de sueño y/o alimentarios, se porte mal, intente pegarle a la panza, no quiera quedarse en el jardín al que tanto le gusta concurrir y aferrarse a la pierna de la mamá. O, por el contrario, mostrar cierta indiferencia hacia su madre y mayor apego a alguna abuela o a la persona que suele cuidarlo. Estas conductas son bastante usuales en los niños pequeños y así manifiestan las sensaciones de que están prontos a perder cierto protagonismo natural y la atención exclusiva de su familia, y necesitan innovar recursos para retener la mirada de su entorno más cercano.
El gran desafío será ayudarlo a que ponga de manifiesto con naturalidad la expresión de sus sentimientos, sin juzgarlo ni reprimirlo, pero sí limitando aquellas acciones que puedan provocar o causar algún daño a sí mismo o a alguna otra persona. También ayudarlo a ponerle palabras a sus sentimientos y reasegurarle el amor hacia él, especialmente en el momento de la puesta de límites.

 

¡LLEGA EL HERMANITO!
* Para que la llegada de un hermano sea bienvenida, es importante transmitirla desde la alegría y no desde la culpa. Los adultos deben tener presente que la decisión de tener un nuevo bebé es exclusivamente de ellos y que el hijo (mayor) no es parte de ella. Esto liberará al niño de la obligación y la responsabilidad de tener que quererlo porque “lo pidió”, o de que se “lo trajeron” para que no esté solo y tenga con quien jugar, etc. Un niño no debería cargar con la enorme responsabilidad de ser parte de esta decisión. Su hermano será antes que nada una persona más en este mundo y no el “hermano de”.

* Ningún niño tiene la misión de entretener a su hermano y los hijos únicos no tienen por qué sentirse solos o aburridos. El entorno familiar y las amistades son muy valiosos para ellos.

* Como ocurre en toda nueva situación, el tiempo es clave para que el niño se haga a la idea de que tendrá un hermano. Será un ejercicio cotidiano aprender a quererlo. No hay que apurarlo ni hablarle todo el día del bebé para lograr que lo quiera desde el vamos. Todavía no lo conoce, por ahora solo es una panza, necesitará transitar los meses del embarazo de su mamá para asimilar que pronto dejará de ser el único niño de la casa. Es importante que entienda que, aunque aparezca otro hijo en escena, nunca dejarán de amarlo.

* La integración es un aspecto que los chicos agradecen con amor y buena conducta, desde su colaboración para elegir el nombre hasta su ayuda a la hora de cambiar los pañales. De todos modos, de ninguna manera esto asegura que no vaya a haber celos… lo raro sería que no los hubiera. Hay que explicarle al niño y hablarle de la felicidad que tienen sus padres es esencial para que perciba que la llegada de un nuevo hijo es algo bueno para toda la familia.

* No hay que anticiparse a decirle cómo será la relación, porque lo más probable es que al principio sea difícil aceptarlo. Pero, con el correr del tiempo se irán conociendo, aceptando y queriendo poco a poco.

* Mediante la palabra y la actitud podemos hacerles ver que el hecho de sentir celos es algo natural y que no hay de qué preocuparse, porque mamá y papá tienen amor para los dos, tres o cuatro. Que es normal lo que siente y que lo van a ayudar a superar estos sentimientos y sentirse mejor. Hay que mostrarle que ese nuevo hermano viene a sumarse y a ocupar un espacio propio, no a sacar espacio, uno que ya está. Cada hijo tiene un lugar y no es intercambiable.

* Hay que mostrarle los beneficios de ser grande, para que el nacimiento de un hermano no sea vivido como una pérdida sino como una ganancia.

* Para relacionarse con el hermanito que está por nacer, la mamá puede sugerirle al niño que acaricie la panza, permitirle que le cante, elija juguetes e incluso si lo desea, presencie una ecografía, respetando siempre los tiempos del niño. Todos estos serán puentes para lograr un vínculo sano.

 

Asesoramiento: Lic. Alejandra Libenson, psicopedagoga y psicóloga, en El libro del embarazo, de Editorial Albatros.