El destino nos depara de todo, cosas buenas y cosas malas. En el mejor de los casos, disfrutamos de las buenas y de las malas extraemos enseñanzas que nos sirven para salir adelante. Y eso es lo que le sucedió a Ana Borbolla, una joven diseñadora textil y de indumentaria a quien una enfermedad le cambió la vida. Más exactamente un cáncer de mama la puso en una encrucijada de la que salió fortalecida, aunque no sin esfuerzo, por supuesto. Una de las consecuencias fue la creación de su propia marca, Hijas de María (http://www.hijasdemaria.com.ar/) que tiene una actitud solidaria y hace prevención. De todo esto hablamos con ella.
-¿Cómo nació tu empresa “Hijas de María”?
-A partir de que tuve cáncer de mama, varias cosas empezaron a hacerme ruido. En ese momento trabajaba en una empresa súper reconocida de lencería, y mi oncóloga, Liliana Zamora, en la primera entrevista que tuvimos me sugirió armar la línea de corpiños para pacientes que sufrieron mastectomías y que hoy caracterizan a la marca. Me dijo que no por casualidad esto me pasaba a mí. En ese momento, la idea me parecía súper lejana y continué trabajando en mi lugar, pero había algo que me pedía un cambio de vida. Un día no daba más y renuncié. No sabía muy bien qué iba a hacer y estaba segura de que no iba a estar relacionado con lo textil. Tenía la necesidad de hacer algo que tuviera que ver con la solidaridad, se me ocurrían mil ideas, pero ninguna me cerraba del todo, o me metía en terrenos que no conocía y los intentos eran fallidos.
-Finalmente, ¿qué hiciste?
-Pasaron varios meses y me di cuenta de que éste era mi camino, que todo lo que quería hacer y que sabía hacer se conjugaba en un solo lugar y era en Hijas de María. Tenía todo pensado, pero no tenía nombre, había buscado por miles de lados y no me cerraban tampoco. Un día, en una reunión de amigas, una de ellas me sugiere que busque en la historia de la Virgen de la Medalla Milagrosa, de la que soy devota, y me puse a investigar. Leyendo la historia aparece el nombre Hijas de María en uno de sus pedidos en la primera aparición. El nombre me encantó, mi mamá y mi abuela se llaman María, así que me cerraba por todos lados.
-¿Por qué te dedicaste al rubro textil?
-Siempre estuve ligada a la costura, mi abuela era modista y me enseñó los primeros pasos en este oficio, así que decidí estudiar Diseño de Indumentaria y Textil. Terminé la carrera y empecé a trabajar. Lo hice varios años en diferentes empresas, entre ellas la última en que me desempeñé hasta que me puse por mi cuenta.
ANTES Y DESPUÉS
-¿Cómo descubriste que estabas enferma?
-Fue gracias a un autoexamen mamario, por eso es que lo recomiendo, aconsejo e insisto en su importancia. Porque la detección temprana realmente cambia el panorama: salva vidas. A partir del diagnóstico formal, pasados unos días me entregué a Dios, al Cosmos y a todo lo que me rodeaba. Puse mi mente completamente en positivo y no cabía la posibilidad en mi cabeza de que después de la operación algo saliera mal. Y así fue. Por supuesto, cambié mi cabeza, en esos momentos se te acerca un montón de gente con libros, experiencias ajenas, terapias alternativas, etc. De todo eso, elegí lo que me parecía más adecuado. Cambié de hábitos, cambié mi energía, dejé de preocuparme por todo. Empecé a valorar las cosas realmente importantes.
-Ahora, mirándola en perspectiva, ¿cómo fue la experiencia?
-Mi experiencia respecto al cáncer fue enriquecedora. Dentro de lo que pudo haber sido, fue bastante leve. De todas maneras, es una visión bastante optimista, porque un cáncer es un cáncer. Al principio es duro, durísimo, pero como en todo, tenés dos caminos y yo elegí el del optimismo. A partir de ahí entendí que si mi experiencia no se transmitía, nada de todo esto tenía sentido. Si no tuviste a alguien cercano, el cáncer es sinónimo de muerte inmediata. Hay mujeres que no se hacen chequeos para no saber o porque piensan que son jóvenes o que simplemente “a mí no me va a pasar”. Yo también pensaba eso y no tenía antecedentes que dijeran lo contrario. Pero me pasó y, al ser detectado a tiempo, me salvó la vida. No sólo eso, sino que además, fue mucho menos traumático que en otros casos, cuando la enfermedad está más avanzada. No tenía ganglios tomados, no hice quimioterapia, lo que me libraba de congelar óvulos, perder el pelo, y un sinfín de efectos secundarios que trae.
-¿Cómo nace el corpiño que es marca registrada de “Hijas de María”?
-Tengas o no reconstrucción inmediata, como tuve yo, hay un período donde no tenés la mama y te la van agrandando poco a poco. Es decir, tenés varios meses de asimetría total y cambiante cada 15 días. Yo me adaptaba los corpiños en la fábrica donde trabajaba, para disimularla, pero el resto de las mujeres no sé cómo lo hace, porque no hay nada que te ayude a compensarlo. Así fue que inventé el set de prótesis para la etapa de expansión, que permite regular el tamaño de la prótesis según el estado en que estés. Interiorizándome en el tema con mis médicos, hay mujeres que por tener que hacer rayos o quimioterapia no pueden reconstruirse inmediatamente la mama y pueden pasar hasta un año sin ella. Por eso, decidí adaptar mi línea de corpiños para que pudieran ingresar la prótesis externa. La idea siempre fue que los corpiños fueran los mismos que para mujeres sin cáncer, no quería algo especial, sino que sintieran que podían usar lo mismo que cualquier otra mujer: esa es la única manera de incluir.
FUTURO COLOR ESPERANZA
Además de la producción en sí y del corpiño para mujeres que han atravesado una mastectomía, la marca Hijas de María busca ayudar a la prevención del cáncer de mama a través de la incorporación de una etiqueta con instrucciones sobre cómo realizarse un autoexamen mamario y con la donación de $1 por cada prenda vendida, al Movimiento Ayuda Cáncer de Mama (MACMA) / http://www.macma.org.ar/
-¿Cuál fue la reacción de la clientela con la nueva línea?
-Buenísima, me escribieron mujeres contándome lo que hacen para ingresar sus prótesis de manera casera, las más jóvenes me dicen que es un milagro que haya algo “lindo” para mujeres mastectomizadas. Están súper agradecidas y eso me alegra un montón, porque yo también soy una de ellas.
-¿Qué proyectos tiene “Hijas de María” en vista?
-Este proyecto nació en junio de 2015 y crece a pasos agigantados. El próximo paso es abrir un showroom lo antes posible, estamos en eso. También estamos evaluando la posibilidad de vender al exterior, ya que nos escriben muchas mujeres de Uruguay, España y Estados Unidos. Otra prioridad es ampliar la producción, porque siempre se nos agotan los productos antes de la reposición. Hijas de María es muy reciente, esto es recién el principio, todos son proyectos en marcha.
Texto: Florencia Romeo.