Es rubia, es bonita, es talentosa, es carismática. Pero no alcanza con todo eso para explicar el fenómeno Jennifer Lawrence, una actriz que va desde la película indie más comprometida hasta la saga adolescente de Los Juegos del Hambre, desde Las cosas buenas de la vida hasta el personaje de Mystique en las películas de X-Men.
Actuó en programas de televisión, pero el gran espaldarazo vino de un filme independiente, Lazos de sangre (Winter’s Bone), que la puso en el firmamento de Hollywood y por el que obtuvo sendas nominaciones al Oscar, Globo de Oro y Sindicato de Actores (SAG), entre varias. A esta le siguieron una variedad de películas que hablan de de su versatilidad como actriz. Comedias como El castor, dirigida por Jodie Foster, o la versión joven de Mystique, en la nueva entrega de la saga de X-Men: primera generación. Así llegó el consagratorio papel de la valiente Katniss Everdeen en Los Juegos del Hambre, cuya entrega final, Sinsajo – El final se acaba de estrenar. Pero, sin dudas, la consagración llegó con Las cosas buenas de la vida (Silver Linings Playbook) que le valió numerosos premios: Oscar, Globo de Oro y el de Sindicato de Actores, que se le habían negado con Lazos de sangre. En esa película fue dirigida por David O. Russell y actuó junto a Bradley Cooper, con quienes repitió en Escándalo Americano (American Hustle), que le valió una tercera nominación al Oscar, ahora por Mejor Actriz de Reparto, y volvió a ganar el Globo de Oro y el BAFTA, el equivalente al Oscar en Gran Bretaña, y en Serena, de menor repercusión
Simpatiquísima, fresca, distendida, sus apariciones en las red carpets son antológicas. Más de una vez tropieza y lejos de abochornarse, se ríe, se levanta y sigue como si nada. Si bien no hace prensa con sus parejas, no se esconde. Así se la vio con Nicholas Hoult, compañero en X-Men y ahora estaría saliendo con el músico Chris Martin, líder de la banda de música pop Coldplay y ex marido de la actriz Gwyneth Paltrow.
Hay otras más rubias, más bonitas, quizás hasta más talentosas, pero ninguna con su ángel y su carisma. Jennifer hay muchas, Lawrence solo una y tiene cuerda para rato. Recién tiene 25 años.
Texto: Florencia Romeo.