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26 de febrero, 2016

El consultorio del pediatra: ¡chau otitis!

En verano por la piscina o el mar, y en invierno por el frío, los oídos se hacen sentir… ¡y mucho!

 

Meses atrás mi bebé tuvo un resfrío fuerte seguido por una otitis que lo tuvo muy molesto. El doctor me dijo que se trata de una inflamación del oído medio muy frecuente en la infancia, a tal punto que ocho de cada diez niños la sufren, por lo menos, una vez durante sus dos primeros años de vida. Quisiera saber por qué se produce y cuáles son sus síntomas.

Viviana Arias de Pilar (provincia de Buenos Aires)

 

Cuando un resfrío o una gripe hacen que aumente el moco de la nariz, puede suceder que también se obstruya la trompa de Eustaquio. Entonces, las bacterias ya existentes en el oído se multiplican más rápidamente y se produce inflamación u otitis. Cuando se agudiza, el moco infectado se convierte en pus que, al hacer presión sobre el tímpano, puede perforarlo, produciéndose la salida de pus por el oído. Es bueno aclarar que, a veces, el tímpano tarda poco en cicatrizar y el chiquito vuelve a oír perfectamente, pero en otros no, al punto de producir un cuadro de hipoacusia. Las señales de alerta ante las que hay que consultar al pediatra son: llanto, resfrío con abundantes secreciones de moco, inapetencia, fiebre, frotarse las orejas con las manos indicando dolor o pérdida de audición. Cuando se presenta de manera reiterada, la terapia preventiva debe ser establecida por el pediatra de cabecera.

 

Asesoró: Dra. María Gladys Moreno, médica pediatra.