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20 de noviembre, 2016

Carmelo, al otro lado del río

Ideal para una escapada romántica o en familia, es el destino más cercano de Uruguay y mezcla un ambiente de pueblo con servicios turísticos cada vez más desarrollados.

 

Ubicada a orillas del Río de la Plata, al otro lado del Tigre, Carmelo es una de las ciudades más emblemáticas del departamento de Colonia. Conocida por sus playas de arenas finas y blancas, su clima templado, y una aire de antaño que atrapa por igual a turistas de la Argentina y el Uruguay.

La historia de Carmelo se remonta al año 1758, cuando se sabe con certeza que ya había un conjunto de ranchos y una pequeña capilla alrededor del arroyo Las Víboras, una zona poco hospitalaria que sufría demasiado las crecidas y que obligó a aquellos habitantes a mudarse. Pero fue el prócer José de Artigas quien la bautizó oficialmente el 12 de febrero de 1816 y, se dice, su nombre se debió a la Virgen del Carmen, de la que eran devotos aquellos pobladores, y que la leyenda dice que hacía sus apariciones en el Monte Carmelo -muy cerca de la actual ciudad-.

Las mejores maneras de acceder desde Buenos Aires son, de manera directa, tomando el servicio de La Cacciola. Aunque también puede complementarse el paseo yendo vía Colonia con el auto en el barco y dese allí manejando por la ruta 21.

Podría decirse que la ciudad se divide por el arroyo Las Vacas, segundo lugar de emplazamiento originario, y el casco histórico se encuentra formado por la Plaza Artigas, en donde se encuentra el Monumento y Acta de Fundación de Carmelo y el Templo Histórico del Carmen. Además de disfrutar de la playa, con aguas limpias y calmas, además de arena delicada, se pueden hacer varios paseos:

Plaza de la Independencia, epicentro de la ciudad con su centro cívico y comercial. Entre las construcciones históricas están la casa de Ignacio Barrios, convertida hoy en la Casa de la Cultura, el Templo Nuevo y el Archivo y Museo Parroquial del Carmen.

Puente giratorio: es el emblema de la ciudad, una obra de la ingeniería moderna construida en 1912 que permite el paso de grandes embarcaciones y es de giro manual. Innovadora para la época, le puso fin a la división del arroyo y por allí hoy pasa todo de un lado al otro. También la luna llena. La imagen del puente rojo es una postal icónica de Carmelo. Autos, bicicletas, motos y caminantes lo atraviesan de un lado al otro durante el día e incluso matean sobre él observando la quietud de las aguas al atardecer.

Rambla de los Constituyentes: junto al puente, en 1930 se construyó la costanera, donde está el Carmelo Rowling Club, una de las instituciones más tradicionales de la pequeña ciudad. Con un paseo de terrazas, glorietas, parras, uvas, esculturas y flores que coinciden en La Fuente de Las Tentaciones, este paseo lleva hasta el puerto local, donde se erige un busto del libertador José de San Martín. Desde aquí, la vista que se tiene del puente giratorio es majestuosa. Desde allí, un majestuoso y arbolado camino conduce hasta el Hotel Casino, el amarradero de yates, la boca del arroyo y la playa Seré, la principal.

Casa-Museo Ignacio Barrios  (Casa de la Cultura): en la esquina de las calles Ignacio Barrios y 19 de Abril se erige la casa que fuera de Don Ignacio Gregorio Barrios, militar y ciudadano destacado, soldado de Artigas, Belgrano y San Martín, que sirvió a la patria en San José, Sitio de Montevideo, Sarandí y Toma de las Misiones, y que ayudó a defender a Buenos Aires durante las invasiones inglesas. Hoy allí funcionan el Comité Patriótico Femenino, de la Secretaría de la Dirección de Cultura, de la Biblioteca Pública Municipal y del Centro de Informes Turísticos de la ciudad. Rodeada del perfume de lirios y jazmines, la casa se encuentra tal como la dejara el Coronel. Hay que darse el lujo de perderse dentro de sus habitaciones para lograr imaginar cómo era Carmelo hace dos siglos.

 

Fotos: Pablo Etchevers.
Fuente: Welcome to Uruguay