Isabel Macedo sonríe todo el tiempo. Está feliz y se le nota: acaba de casarse con el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, y no para de trabajar. Ahora, después de una decena de ficciones en televisión que la desafiaron a hacer desde la malvada Delfina en Floricienta hasta la joven obesa de Graduados, pasando por una de las Guapas y muchos papeles más, le llega un protagónico diferente, en el que interpreta a una mujer más real en la nueva tira de Telefé, Amar después de amar. Compartirá la ficción con Mariano Martínez, Eleonora Wexler y Federico Amador. Y sufrirá, sufrirá mucho: “Me encanta mi personaje”, dice ella, que se confiesa obsesiva a la hora de crear sus personajes.
En este caso, a Raque Levin, una empresaria pesquera que está felizmente casada y dedicada a su familia hasta que su marido sufre una accidente y queda en coma. Entonces, saldrá a la luz que en el auto viajaba con su amante… Nada más alejado de su vida: “Sí, por suerte (se ríe). Estoy muy feliz con mi vida, con mi matrimonio. Es un gran momento”, dice.
Instalada en Salta desde que el 24 de septiembre se casó con una fiesta grande pero bastante íntima y relajada, desde entonces y tras terminar su último trabajo, está dedicada a acompañar a su marido como primera dama: “Me gusta lo que él hace y sobre todo respeto lo que él hace y ama hacer. Y, como su mujer, tengo también una responsabilidad en ese sentido y es la persona que amo, así que me enamoré también de esa parte suya”. Y asegura que su flamante marido no es celoso con sus besos ni escenas íntimas en televisión: “No le pido mucho permiso, pero es súper generoso y ama que yo haga lo que me gusta Me beso en pantalla porque soy actriz y, como dije, él ama que yo sea actriz. Es generoso con eso y yo amo lo que hago, así que él sabe que mi trabajo es así. No hay problemas con eso”.
Cambio de vocación
Nació en la ciudad de Buenos Aires el 2 de agosto de 1975 y creció en el barrio de Palermo. Pero pasó buena parte de su niñez en Jujuy, de donde es oriundo su padre, ingeniero agrónomo, y donde viven sus tres medio hermanos mayores. Estudió en la escuela Saint Catherine’s Moorlands School, y luego se inscribió en la Universidad de Belgrano, en la carrera de hotelería. Sin embargo, nunca concluyó sus estudios universitarios ya que decidió dedicarse al mundo de la actuación. Fue en 1997, cuando tenía 22 años, que llegó su primera oportunidad actoral en la telenovela Ricos y famosos. Luego formó parte del elenco de Verano del 98, y entonces sí ya no paró de trabajar. Se confiesa obsesiva a la hora de preparar sus personajes y dice que no descansa hasta que lograr entrar en la cabeza del rol y saber desde su color preferido hasta lo que haría y respondería en cada situación: “No es que me pongo a hacerlo delante del espejo. Todo transcurre en mi cabeza”.
Estilo Isabel
Muchas mujeres del mundo del espectáculo a lo largo de la historia, nacional e internacional, se han enamorado de políticos y desde ese lugar pasaron a ser íconos de la moda. Desde Jackie Kennedy hasta Máxima Zorreguieta, desde Eva Perón hasta Lady Di. Ahora, después de que Juliana Awada inaugurara esta tendencia en la política nacional actual, como esposa del presidente Mauricio Macri, la actriz Isabel Macedo se sumó al estilo primeras damas fashionistas desde que inició su romance con el gobernador de Salta Juan Manuel Urtubey, que además tienen gran protagonismo en la política nacional. El romance, que comenzó el verano pasado y se formalizó en septiembre, ha hecho de la actriz y modelo una referente de la moda y el estilo. Desde entonces, aunque sin abandonar su sensualidad, Isabel ha iniciado un proceso de transformación de su look que la llevó a abandonar su estilo más rebelde y descontracturado, para pasarse a una imagen más clásica y conservadora, aunque sin dejar de verse sexy y con personalidad propia. Sin dejar su vocación y profesión, Macedo decidió acompañar a su pareja en la vida política y desde entonces se muestra con colores más clásicos: negro, rojo, blanco, beiges reemplazaron a los metalizados y a los fucsias o amarillos. Además, lleva un estilo menos glamoroso-lujoso: menos brillos, más texturas, color y corte de pelo más relajado y convencional. Y también ha abandonado un poco su lado más rockero: el animal print y las zapatillas con tachas fueron reemplazadas por las camisas y los jeans, las chatitas tipo balerinas y el largo de la pollera.