Era socia en un estudio de abogacía cuando se casó y en el viaje de luna de miel en París vio en una tienda unos sillones tapizados en cuero estampado y al regreso del viaje decidió dejar la abogacía para comenzar a ocuparse de ese cuero estampado que tanto le había gustado. Tenía 28 años y su cambio de vida fue radical. “Mandé a hacer el material por mi cuenta porque aquí en Argentina no existía –recuerda–. Era el año 2009 y probé de imprimir ecocuero, algo que aquí nadie había hecho todavía. Hice las primeras pruebas. Encontré a alguien que lo hizo en Quilmes. Tapicé unas sillas que tenía en casa, saqué unas fotos y cuando logré las primeras muestras, mi suegra me conectó con Buenos Aires Emprende, que es una entidad del Gobierno de la Ciudad”.
Como cuenta Sofía, el Gobierno de la Ciudad tiene distintas entidades que hacen un filtro para emprendedores y que acompañan en este crecimiento personal. A través de Buenos Aires Emprende, Sofía se conectó con Emprear, que es el centro de emprendedores del ITBA (Instituto Tecnológico de Buenos Aires), donde le pidieron armar un plan de negocios, para lo cual fue asistida por otra entidad, a través de la cual finalmente presentó el proyecto. “Lo más gracioso –nos dice Sofía– es que a través de esta entidad mi proyecto quedó mejor posicionado que los del ITBA, y con lo que gané en el concurso hice los primeros productos.”
Es que Sofía tiene el emprendedorismo en su ADN. “Mi primer emprendimiento –recuerda–fue a los 19 años y gané un dinero. Hice malas inversiones, vendí la empresa y seguí trabajando en el estudio jurídico… Cuando decidí dedicarme al eco cuero tuve el apoyo de las entidades. Luego de ganar el concurso quedé seleccionada y fue incubada por el Centro Metropolitano de Diseño (CMD), donde me aportaron las herramientas para crear mi propia marca. De todos modos, el paso importante fue la decisión: dejé el estudio de abogacía en el que era socia, lo hice de un día para otro. Sí, me gusta emprender. Y salió bien”.
Asimismo, el paso de Sofía por las entidades que menciona fue un punto importante para llegar lejos. “Fue buenísima la capacitación de las entidades, tuve un tutor excelente, emprendedor. Y también hice aparte cursos de Ilustrator y Photoshop para poder transmitir mis necesidades a los ilustradores. Hoy también cuento en el equipo con decoradora, diseñadores gráficos, ilustradores… pero al principio yo hacía todo.”
–¿Cuál fue tu mayor éxito?
–Haber armado un muy buen equipo. Hoy somos doce personas y todo lo que se hace está muy pensado, hasta la vidriera por supuesto, que la diseñamos nosotros. Yo elijo los motivos de papeles y murales. Esto me lleva tiempo, trabajo con un concepto y lo estudio mucho. Luego, los ilustradores realizan esos motivos y yo los integro digitalmente. El trabajo es una mezcla de lo tecnológico y lo artesanal. Los murales y los rollos miden todos 50 x 10 m. y tardan en imprimirse unos 40 minutos, con las nuevas impresoras. Luego, se refilan a mano. Es todo un proceso. A veces tengo que integrar capacitadores. Por ejemplo, en Oxaca, México, tengo un artesano dibujante que capacita a otros. Se trabaja con el factor humano, importan los valores de la gente. Por eso, armar un buen equipo es un gran éxito.
–¿Y cuál es tu mayor dificultad en los días que corren?
–Emprender y ser madre a la vez. En el 2009 empecé con este emprendimiento y nació mi primer hija, y yo hice todo con ella al lado. Ahora, tengo un varón de 5 años y también está a mi lado cuando trabajo. Tienen incorporado que su mamá trabaja. Yo tengo mucho que atender: el local de recolelta, dos talleres y un estudio.
Sofía se entusiasma cuando cuenta su pasión por el diseño. Nos dice: “los murales se venden mucho. Hago diseños jugados y la gente se copa”. Y le preguntamos… cómo será esta actividad a poco andar, dentro de unos años. “Creo –responde Sofía–, que nosotros hacemos diseño con arte digital, y es algo con lo que comenzamos muy temprano. Lo digital ocupa el 3 % del mercado en la actualidad, pero de aquí a cinco años probablemente la digitalización alcanzará un 30 %. Habrá nuevas máquinas de impresión 3D, nuevas bordadoras, el diseño será más importante aún para las empresas, el mundo se va moviendo cada vez más por medio de imágenes y eso a influenciar nuestro trabajo. También tengo nuevos proyectos como trabajar en conjunto con el dueño de Muresco en algunos temas o hacer una línea para ropa de chicos, aprovechando lo aprendido hasta hoy.”
Texto: Silvia Fittipaldi.