Dentro de sus apenas 85,5 kilómetros cuadrados Mykonos lo tiene todo. “La isla de los vientos”, como la bautizaron sus pobladores, es famosa por sus paisajes pintados de azul y blanco, sus calles estrechas y laberínticas, sus pintorescas casas, sus playas de aguas transparentes y sus mágicos atardeceres. Y también es famosa por lo que sucede cuando se pone el sol: bares, restaurantes, boliches y una importante movida gay. Destino obligado para los amantes de la belleza y el placer, de las 1400 islas griegas, es una de las más elegidas por los turistas de todo el mundo junto a Santorini.
Ubicada en el centro del archipiélago de las Cícladas -entre las islas de Tinos, Delos, Siros y Naxos- Mykonos es la isla más famosa del Egeo. Según la mitología griega, debe su nombre al héroe Mykono, hijo de Apolo. La historia también cuenta que en Mykonos Hércules mató a los gigantes, cuyos cuerpos quedaron petrificados y dieron forma a las rocas de la isla. Y hay una versión más, la que relata que fue el propio Poseidón quien levantó, en lucha contra los gigantes, las rocas que formaron la isla. A lo largo de su historia, la isla pasó de manos gran cantidad de veces: estuvo bajo dominio ateniense, formó parte del Imperio Bizantino, fue tomada por los venecianos, los turcos y los rusos hasta que los nativos se dieron cuenta del poder estratégico del lugar. En 1821 se desató la guerra de liberación de Grecia del yugo turco y luego el asentamiento de la isla en territorio griego. Mykonos due una isla relativamente pobre hasta el auge del turismo, que llegó en la década de 1950.
¿Por qué viajar a Mykonos?
Sus playas. De aguas transparentes y calmas, su superficie se tiñe del color del cielo. Detrás del horizonte, la pintoresca ciudad, y debajo del espejo de agua, peces de colores que completan la experiencia. Desde las clásicas como Psouras y Platos Gios, con tentadora infraestructura, hasta Paradise y Super Paradise, dos joyas que, cuando se va el sol, se convierten en una fiesta, hay un sinfín de opciones para todos los gustos.
La ciudad. Chora, al este de la isla, es su capital. Formada por edificios con forma cúbica, techos planos y un laberinto de callejuelas empedradas, llama la atención por sus casas de dos pisos encaladas con balcones floridos, sus plazas y sus múltiples iglesias y típicas capillas blancas con cúpulas azules o rojas. El antiguo barrio de Castro, ubicado en la zona alta, la Pequeña Venecia y los molinos y Ano Mera, la segunda ciudad en tamaño de toda la isla, son otras opciones para recorrer.
La noche. Mykonos es mundialmente conocida por su diversión. Los boliches, junto a la playa, y la música electrónica le dieron a la isla el mote de “la Ibiza de Grecia”. Sus bares, restaurantes y hoteles la convirtieron en un centro cosmopolita donde la fiesta es una constante. Dentro de los clubes que explotan, el Skandinavian Bar es uno de los clubs más populares y el punto de encuentro habitual.
Su apertura. Mikonos se popularizó en la comunidad mundial LGBTI como uno de los paraísos gay del mediterráneo. Dentro de sus 85 kilómetros cuadrados hay bares gay, hoteles gay y hasta playas gay. Si el visitante sigue las banderas arcoíris, podrá llegar hasta la zona gay de la playa de Elia o visitar la playa Agrari, y allí ver si, además, quiere tener una experiencia nudista.
Su ubicación estratégica. Una de las grandes ventajas de elegir las islas griegas para vacacionar es que es muy fácil ir de una a otra para conocerlas. Ir en ferry de Mikonos a Naxos, Paros o Santorini es una excelente idea para cambiar el paisaje y conocer otras islas. A muchas se puede ir y volver en el día.
Los imperdibles de Mykonos.
Emplazamiento arqueológico de Delos. Es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Grecia. De hecho, se considera uno de los cuatro principales del país; y fue declarado Museo Nacional.
Pequeña Venecia. Este barrio cuenta con una gran variedad de cafés y restaurantes. La cita obligada es sentarse en uno de ellos y disfrutar del atardecer. Y, con algo de suerte, se pueden ver incluso los famosos pelícanos de Mikonos.
Calle Matoyianni. Sinuosa y tan típica de la isla, en esta calle, repleta de locales, se pueden comprar souvenirs, ropa e incluso joyas.
Iglesia de Paraportiani. Se destaca por su sencillez: pintada de blanco brillante y con su techo en cúpula, se trata de unos de los edificios más bonitos de Míkonos.
Castillo Panigirakis. Emplazado en lo más alto del acantilado, este edificio histórico es hoy un lujoso hotel. Desde allí se puede apreciar una hermosa vista de la bahía.
Playa de Elia. Es una de las playas más populares. El plan incluye alquilar unas hamacas y disfrutar de sus aguas cristalinas. Para el almuerzo, su restaurante ofrece platos deliciosos.
Molinos de viento. Además de su belleza, los molinos son un símbolo de la isla. Su figura recortada en el horizonte representa una de las imágenes inconfundibles de Mykonos. De los 15 que inicialmente se utilizaban para moler el trigo que se recogía en la isla, actualmente sólo quedan cinco.
¿Cómo llegar?
Desde Atenas, la forma más rápida es en avión. También se puede llegar a la isla en ferry o en crucero.
¿Cuándo ir?
En Mykonos, la temporada alta es durante el verano europeo: junio, julio y agosto. Si el objetivo es tener unas vacaciones más tranquilas, mayo y septiembre son los meses ideales.