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2 de julio, 2017

Tokio, el equilibrio perfecto entre lo moderno y lo tradicional

El corazón de Japón lo tiene todo: desde paisajes urbanos futuristas, enmarcados por impactantes rascacielos y luces de neón, hasta antiguas callecitas llenas de cerezos en flor, mercados, templos y construcciones del período Edo. Lo que tenés que saber antes de viajar a la capital de la tierra del sol naciente.

 

De este a oeste, de norte a sur: Tokio, la capital de la tierra del sol naciente, tienta por todos lados. Ubicada en el centro-este de la isla de Honshu, recorrerla significa sumergirse en la tradición nipona, con sus templos, sus mercados y sus hermosos jardines, pero también viajar al futuro, levantar la cabeza para maravillarse con sus rascacielos, perderse en los brillantes colores del neón y disfrutar de una alocada vida nocturna. Para que armes tu viaje ideal, te contamos todo lo que podés hacer en el corazón de Japón.

Por el centro.
Un clásico de esta zona es el Palacio Imperial de Tokio, residencia oficial de la familia imperial. Allí se puede pasear por sus frondosos jardines, recorrer el antiguo foso o subir a la antigua torre fortificada.

Para sentir en primera persona el bullicio de la ciudad o para maravillarse con su arquitectura, la Estación de Tokio es otro de los pasos obligados. Más de tres mil trenes salen de allí por día, y es la quinta estación más concurrida del país. Allí mismo, en uno de sus pasillos subterráneos, se encuentra la Tokyo Character Street, una zona dedicada exclusivamente a la venta de merchandising de personajes populares de ficción. Y si la visita es durante la mañana y aparecen las ganas de comer, bajo la estación también se encuentra la Tokyo Ramen Street, una callecita repleta de restaurantes especializados en ramen.

Antes de abandonar la zona de la terminal es fundamental, para los amantes de la arquitectura y del arte, caminar por el Tokyo International Forum, el primer centro de convenciones y de arte de la ciudad de Tokio. Obra del arquitecto uruguayo Rafael Viñol, fue construido en 1996 y se alza sobre cristales y vigas de acero curvadas.

El resto de las visitas obligadas del centro son deambular por el mercado de pescado de Tsukiji, y frenar a disfrutar de un delicioso sushi en cualquier momento en los callejones colindantes, relajarse en los jardines Hama Rikyu, un paréntesis de tranquilidad en pleno centro de Tokio y conocer la moderna zona de Shiodome y Shinbashi, repleta de pasos elevados, terrazas a distintos niveles, rascacielos y el famoso reloj diseñado por Miyazaki.

Muy cerca del centro está el barrio Ginza. Allí se puede pasear, ver las vidrieras de las grandes firmas internacionales, comer tempura, sushi o ramen, ir a los showrooms de marcas de fotografía y ver lo último en tecnología, recorrer el Sony Building y admirar la hermosa fachada del teatro teatro Kabuki-za, el más importante de Tokio.

Por el noroeste.
Asakusa es uno de los barrios más tradicionales de Tokio. Allí se puede ir al templo Senso-ji, un templo budista dedicado al bodhisattva Kannon. Desde allí, por la calle Nakamise, donde se puede comprar souvenirs típicos, se llega hasta la puerta Kaminarimon, una impresionante estructura de color rojo con un enorme y famosísimo farol de papel con las letras kaminarimon escritas en negro. En el barrio también se puede disfrutar del río Sumida, por medio del cual se llega a los preciosos jardines Hama Rikyu.

En la zona de Ryogoku el paso obligado es el estadio que lleva el nombre del barrio. Allí es donde se llevan a cabo los combates de sumo, el tradicional deporte japonés. Si hay competencia, no hay duda: hay que entrar y disfrutar de un espectáculo diferente.

Por el oeste.
La noche está en Roppongi, De ambiente internacional, el complejo comercial de Roppongi Hills es uno de sus principales atractivos: una ciudad dentro de otra ciudad, se suele decir. También se encuentran allí el National Art Center Tokyo, la la famosa Tokyo Tower o Torre de Tokio para disfrutar de grandes vistas de la ciudad.

En Harajuku hay que visitar Meiji, el santuario sintoísta más famoso de Tokio. Rodeado de bosques, es un refugio del ruido y la muchedumbre. Y si hay un casamiento el día de la visita, mucho mejor y más pintoresco. Luego, hay que probar las famosas crepes de la zona, especialmente las de la calle Takeshita, llenas de frutas y deliciosos ingredientes típicos.

Por el sur.
En esta zona se encuentra la Bahía de Tokio y Odaiba y está llena de centros comerciales, parques temáticos y museos, como el Miraikan, absolutamente futurista. Al caer la noche, vale la pena ir al paseo de la bahía y desde allí ver el puente Rainbow bridge iluminado. Para llegar hasta Odaiba o partir de allí, la línea Yurikamome es un gran paseo. También se puede ir en algún barco o crucero.

Por el norte.
Ikebukuro, en el barrio de Toshima, es uno de los distritos comerciales y de entretenimiento más grande de Tokio. Allí se puede ir a la zona de Sunshine City y visitar el acuario Sunshine International Aquarium y el planetario Sunshine Starlight Dome. En el distrito de Ueno el panorama es bien distinto: el Parque que lleva el nombre del barrio invita a ver sus hermosos estanques, a contemplar el templo Benten-do y a visitar alguno de sus museos. Cerca de allí se encuentra la zona de Akihabara, un gran centro comercial de productos electrónicos llena de neones y colores.

Los alrededores.
Tokio es enorme y las atracciones que hay para visitar dentro de la ciudad son muchísimas. Si el tiempo alcanza y la idea es seguir descubriendo la cultura nipona, se pueden hacer excursiones en el día a Kamakura, Nikko, el Monte Fuji, Enoshima, Yokohama, Kawagoe y el lago Kawaguchi. Definitivamente, Tokio es un lugar para volver.