Mara Pomar tiene 60 años, nació en Buenos Aires, es arquitecta y tiene 2 hijos. Su vocación por el arte, las antigüedades –que va de la mano con el placer por recorrer remates- y la deco la llevó en un recorrido personal y una búsqueda que hace tres años canalizó en Tienda Bristol, un espacio que ofrece una opción distinta y con personalidad dentro del mundo deco.
La propuesta alberga piezas rejuvenecidas y embellecidas con un aire de otra época. Piezas halladas en anticuarios, ferias americanas y ventas de garaje, en su mayoría restauradas, recurriendo a especialistas en cada caso. El mundo Bristol es una inesperada acumulación y combinación de objetos llenos de referencias. Pero su emprendimiento trasciende el mundo deco, ya que todo lo que el local recauda, es destinado a 7 escuelas rurales de Misiones con el objetivo de colaborar con el desarrollo de la educación en condiciones dignas.
“Hace más de diez años que ayudo a las escuelas de Misiones con donaciones puntuales de útiles o medicamentos. Cuando creé Tienda Bristol supe que quería que tuviera un sentido, no sólo económico, y así surgió la idea de volcar las ganancias a las escuelas”, explica Mara.
El universo de Tienda Bristol reúne una variedad de productos que van desde vajilla antigua, iluminación, textiles, muebles, y un sinfín de curiosidades como globos terráqueos antiguos, lupas o relojes de arena. Y ahora también Mara Pomar se unió a Mauro Pesoa, marca formoseña de diseño en indumentaria, para potenciarse en sus áreas y mostrar intervenciones conjuntas en el local. Un mundo deco donde lo antiguo y contemporáneo se complementan para convertir a Tienda Bristol en un lugar especial. La tienda nació en el Bajo Belgrano pero recientemente se amplió y se mudó a Recoleta, en Arenales 1409.
-¿Cómo fue el recorrido desde la carrera de Arquitectura a esta especialización en antigüedades y finalmente la Tienda Bristol?
-Mis primeros trabajos como arquitecta fueron en locales comerciales y oficinas. Luego, me dediqué a las remodelaciones, ampliaciones y obras de arquitectura nueva. En simultáneo siempre diseñé objetos. Durante 10 años me dediqué a la fabricación de objetos en vidrio transparente con mi amiga y socia, Giselle Gatti. Luego, cursé la carrera de Historia del Arte en la Universidad de Palermo y en paralelo realicé diversos cursos de plástica -como modelo vivo, tinta, color, entre otros- en el MNBA con Miguel Ángel Muñoz. Hasta que hace 3 años llegué a abrir la tienda Bristol, primero en el barrio de Belgrano hasta que en octubre de 2017 nos mudamos a Recoleta.
-¿Qué te movilizó a encarar un proyecto que tuviera una pata solidaria?
Yo ya venía colaborando con varias escuelas desde 2006, por mi cuenta. Pero se me ocurrió resignificar mi gusto por las antigüedades y el coleccionismo de objetos singulares en algo tan valioso como ayudar a los demás, sobre todo a niños y más aun en su educación.
-¿Cómo es la tarea de ayudar a las escuelas de Misiones?
-Nos concentramos en suplir necesidades básicas como alimentos, vestimenta, calzado, libros, útiles escolares y todos los insumos necesarios para el desarrollo de los chicos. También sustentamos capacitaciones docentes, talleres de corte y confección, de electricidad, apoyo escolar, etc. Los visito una o dos veces por año, hacemos un recorrido por las 7 escuelas, charlamos con los docentes, padres y alumnos, escuchamos sus inquietudes y compartimos un rato del día con ellos. Es verdaderamente muy gratificante.
-Contanos qué podemos encontrar en Tiendas Bristol.
-Tienda Bristol funciona, por un lado, como una especie de gabinete de curiosidades donde la idea es que el que visite encuentre objetos exclusivos, con historia, y por otro lado, tenemos objetos más cotidianos como vajilla, cristalería y demás objetos para la decoración doméstica, pero siempre con un toque original.