La educación de nuestros hijos es lo primero, y por ello siempre optamos por matricularlos en las mejores escuelas para que puedan potenciar sus cualidades. Pero nuestro afán por conseguir que nuestros niños obtengan buenas calificaciones muchas veces hacemos cosas que puede perjudicarlos.
Te contamos los errores más comunes de los padres cuando los niños comienzan a ir a la escuela:
Sustituir a los profesores
A menudo solemos ayudar a nuestros hijos con los deberes pero, cuando llega el punto en el que pasamos a explicarles por completo la lección, ellos aprenden que no importa no entender nada en clase porque en casa podrán explicárselo de nuevo. Esto hace que se relajen demasiado en clase, descienda su nivel de atención y no pregunte por las dudas que le surjan. Además, causa situaciones de estrés cuando no sabés explicarles algo o no tenés tiempo para hacerlo.
Estimularlo demasiado
Bombardearlo con actividades y artilugios, lejos de conseguir agilizar el proceso de aprendizaje, les crea problemas de atención y una baja autoestima.
Premiarle por las buenas notas
Una lección fundamental que debes inculcar a tu hijo desde pequeño es que aprender ya es un premio, porque el conocimiento es lo que consigues cada vez que sientes curiosidad por algo e investigas cómo funciona. Los premios a cambio de las buenas notas harán que entiendan justo lo contrario, y comenzará a desinteresarse por lo que estudia y se centrará en hacerlo por conseguir el obsequio. Este es uno de los principales errores que han tenido los padres cuyos hijos han abandonado finalmente sus estudios.
Buscar trastornos
Lo primero que muchos padres piensan cuando un niño comienza a sacar malas notas en el colegio es que tienen algún tipo de problema neurológico que le impide comprender lo que se le está explicando. Esto no sería un inconveniente si se ajustase a comprobarlo mediante unas pruebas, pero desafortunadamente muchos padres comienzan a tratarlo como si realmente tuviera una deficiencia, haciendo que el pequeño llegue a creérsela aunque realmente no la padezca y haciéndole creer inferior al resto.
Atacar a los profesores
En todo momento debe respetarse la autoridad de los profesores a menos que, obviamente, hagan algo que no sea correcto o no esté permitido. Posicionarlos como enemigos hará que tu hijo también los vea como tal, por lo que las clases se convertirán en un infierno para ambos. Para evitarlo, debes mantener siempre un clima de cordialidad entre profesor y alumno, y no reclamarle al profesor los castigos que haya recibido tu hijo a menos que sea extraño o necesario.
Relacionar el castigo a los deberes
Utilizar la frase “castigado a hacer los deberes” hará que comience a ver sus tareas como algo pesado y negativo en lugar de un rato ameno en el que puede aprender y repasar los conocimientos que ya ha memorizado. En vez de eso, quítale la televisión o la consola y deja que él mismo elija qué hacer en su tiempo de castigo. Recuerda que no es lo mismo que él lo decida a que tú se lo impongas.