Los seres humanos aprendemos más con el ejemplo, y permitiendo que los demás vivan sus propias experiencias. Estas cualidades son inherentes a la educación. Como sabemos, los entornos familiares y sociales, así como la educación formal, son esenciales para conformar personas que sepan valerse por sí mismas. Los procesos de automatización del empleo a nivel mundial, el crecimiento de nichos de mercado cada vez más específicos y los acelerados desarrollos tecnológicos están produciendo una enorme transformación en las formas del trabajo; por lo que impulsar el espíritu emprendedor desde niños se convierte en algo no sólo útil sino imprescindible. En muchas culturas hasta el siglo pasado se alentaba la búsqueda de una aparente sensación de seguridad respecto al trabajo basada en hacer carrera por décadas en un solo lugar: esto ya no existe más en ningún país del mundo.
- La habilidad para responder ante los cambios, la flexibilidad, el asumir el compromiso y la identificación con las tareas y el cumplimiento de los objetivos de vida y de trabajo que se asuman a futuro, se pueden entrenar desde niños. Ayúdalos a que desarrollen tareas acordes a su edad, y que incorporen el espíritu colaborativo para que observen cómo lo hacen los demás, ayudándose entre si.
- Inteligencia emocional. Sobre todo, en la gestión de relaciones interpersonales es importante trabajar sobre los valores humanos primarios, como la bondad, la empatía y la solidaridad, para ayudarlos a incorporar herramientas de afrontamiento de los problemas que van a encontrar en el futuro. El conocimiento intelectual es solo una parte: estimula el desarrollo de una emocionalidad equilibrada y saludable.
- Organización. Otro pilar emprendedor que puede incentivarse desde pequeños es lo referido a las habilidades de administrar proyectos diversos al mismo tiempo, establecer prioridades entre urgente e importante, y dar un sentido organizacional a las cosas. Un simple hecho repetido, como enseñar a ordenar el cuarto o sus útiles escolares, contribuirá a que de adultos cuenten con la base de organización necesaria para emprender con mejores chances.
- Toma de decisiones. Dependiendo de la edad, los adultos toman muchas elecciones que podrían hacer los niños. La clave está en ayudarlos a decidir en base a su criterio propio y a la elección de oportunidad, conveniencia y cooperación que implica el hacerlo apropiadamente. Si les das todo servido, serán adultos inútiles en este aspecto estratégico.
- Permitir los errores. En el mundo de los adultos, aún hoy se penalizan los fallos. Sin embargo, es la mejor escuela de vida que tenemos. Aprendemos del error. El ayudar a superar la decepción y la frustración, y enseñarles a resignificarla dándole un nuevo significado como aprendizaje continuo, son claves para llevar adelante el desarrollo emocional que necesitan.
- Estimular el potencial innovador. Por creencias y paradigmas anclados en sus propias limitaciones, muchos adultos cortan las raíces creativas e innovadoras de los niños. Estimularlas producirá un gran efecto como emprendedores del futuro, ya que les permitirá conocer las bases de la estrategia, la negociación, el hablar en público, relacionarse con distinto tipo de personas y tomar decisiones en concordancia con los objetivos que se vayan planteando. Aquí la clave es ayudarlos a crecer con un marco de libertad, donde se estimule la sabiduría innata que tienen los infantes, lo que permitirá que exploren alternativas ante cada nuevo escalón de aprendizaje. Al hacerlo, crecerán como los seres innovadores que, en esencia, son todos los niños.
Asesoró: Daniel Colombo, Facilitador, Máster Coach especializado en CEOs, alta gerencia, profesionales y equipos de trabajo; comunicador profesional; conferencista internacional; autor de 28 libros.
www.danielcolombo.com