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26 de abril, 2019

Escucha activa: 5 consejos para adquirir esta habilidad clave

Saber escuchar al otro, nos permite relacionarnos mejor tanto en el ámbito profesional como personal. Una coach y experta en comunicación nos explica cómo lograrlo.

La escucha activa es una habilidad clave para cualquiera, no importa cuál sea su profesión, docentes, ejecutivos, líderes de empresa, etc, deberían practicarla. Es clave porque a partir de la escucha podemos relacionarnos mejor, respetar al otro y generar una apertura, conocer más y mejor a las personas con las que interactuamos, lograr mejores resultados a nivel organizacional, construir liderazgo, etc. Y es activa, porque al contrario de lo que muchos creen, escuchar requiere de ejecutar algunas acciones. Escuchar no es solamente oír. Escuchar consiste en oír pero también en percibir con todos los sentidos y además interpretar. Cuando alguien nos habla, estamos oyendo (sonidos), percibiendo, porque observamos lo que el otro hace y siente mientras habla, sus gestos, sus emociones, su respiración, su postura, su tono de voz, etc. (comunicación no verbal)  e interpretando lo que nos quiere decir, sus inquietudes, lo que NO dice, sus creencias, sus juicios, etc.

5 Hábitos que te harán un mejor interlocutor:

 

1- Mirar a los ojos y mirar con el cuerpo: es clave cuando estamos entablando una conversación con alguien, mirarlo. Asegurar que no haya distracciones, no chequear el celular, no mirar a otro lado, no aparentar estar pendiente de otra cosa que no sea la conversación. La actitud corporal también es importante, y puede denotar interés o desinterés. Por ejemplo, inclinarse hacia atrás y desplomarse en la silla, o bostezar, no son precisamente formas de manifestar que nos interesa lo que estamos escuchando.

2- Repreguntar: La repregunta es una herramienta útil, que permite continuar una conversación, alentar a nuestro interlocutor a que profundice sobre un tema determinado, etc. 

3- Chequear y verificar la escucha: existe una brecha entre lo que A quiere decir, lo que A dice, lo que B oye y lo que B finalmente interpreta. ¿Por qué? Porque somos distintos unos de otros, y les asignamos significados muy diferentes a las palabras. Entonces, esa brecha puede achicarse si preguntamos, por ejemplo: «¿A qué te referís con esa palabra? ¿Qué quisiste decir con esa frase? Eso ayuda y mejora nuestra interpretación de lo que el otro quiso decir y por lo tanto, optimiza la comunicación. 

4- Parafrasear: repetir una palabra o frase utilizada por nuestro interlocutor, es una señal de que estamos escuchando y nos es útil a los efectos de recordarlo. Es más fácil retenerlo, cuando lo decimos en voz alta.

5- Intervenir, no interrumpir: saber intervenir en la conversación en lugar de interrumpir puede ser todo un arte. El secreto está en pensar en el otro, empatizar, y dejar de pensar en lo que vamos a decir nosotros, para, en cambio, abrirnos a la escucha. Abrazar los silencios. El silencio es más rico de lo que imaginas y a veces nos da más información que las palabras dichas. 

 

Asesoró: Soledad Ytuarte, Coaching & Comunicación