Quién no ha escuchado decir una y otra vez que no es lo material lo que hace la felicidad. Bueno, ahora la ciencia lo ha confirmado. En los últimos años muchísimos estudios se han dedicado a investigar qué relación hay entre la felicidad de una persona y sus vivencias. Y han demostrado que lo que define el estado de la existencia son los recuerdos almacenados de lo vivido y no la posesión de bienes materiales.
Esto no quiere decir que viajar sea la única manera de almacenar recuerdos gratos que puedan llevar a una felicidad permanente. No. Los amigos, los lazos familiares, los momentos felices en diferentes circunstancias pueden ayudar. Pero entre las experiencias posibles al alcance de cualquier persona que generan este tipo de recuerdos, la más rica en vivencias apacibles, divertidas, emocionantes y alegres, dicen los especialistas, es la de viajar: desde la decisión a la planificación de un viaje, hasta la experiencia y luego los recuerdos; todo eso hace que un viaje sea un cúmulo de experiencia tan grande que no haya otra actividad que pueda emparentarlo.
La investigación fue publicada en el Journal of Positive Psychology y afirma que la gratificación instantánea que se obtiene al adquirir objetos como ropa, zapatillas, joyas y tecnología es efímera. En cambio, las experiencias de vida son como una inversión a largo plazo: perduran en el tiempo y prometen un futuro feliz.
“Compramos cosas para ser felices, y tenemos éxito, pero sólo por un tiempo. Las cosas nuevas son emocionantes para nosotros al principio, pero luego nos adaptamos a ellos”, remarcó uno de los investigadores a cargo del estudio al diario Elite Daily, Thomas Gilovich. Y agregó: “No estoy diciendo que nunca se deba recompensar un par de semanas difíciles con un traje nuevo y una noche de fiesta, pero nuestros mayores inversiones deben ir hacia experiencias que crean recuerdos para toda la vida en lugar de un elemento que va a perder su factor cool dentro unos años”.
Las claves de por qué viajar hace bien:
-Salir de la rutina cotidiana y del consecuente estrés y aburrimiento.
-Conocer lugares y personas nuevas amplía las ideas y los pensamientos.
-Redescubrir sabores, olores, imágenes y costumbres propios a partir de los ajenos.
-El tiempo de viaje se vive como más extenso y prolongado que el tiempo rutinario: las horas cobran otra dimensión.
-Los recuerdos de un viaje, así como las fotos y los amigos hechos, te acompañan el resto de tu vida.