8Así como preparamos la cara, el cuerpo y hasta el pelo para el verano, otro tanto debemos hacer con los pies, de los cuales nos acordamos en el momento en que vamos a ponernos sandalias o algún calzado abierto. Miramos los dedos, las uñas, los talones… y no nos gusta lo que vemos. Por eso, hay que ponerse en acción ya. A la vez, después hay que mantener lo conseguido, porque el cambio de tipo de calzado (de zapatos cerrados a sandalias u ojotas) puede provocar algunos problemas como ampollas, callos, infecciones y resequedad. Esta última es tal vez la más frecuente, y se produce por las elevadas temperaturas y por llevar los pies descubiertos, siendo evidente sobre todo en uñas y en la zona de los talones que aparecen agrietados y más blanquecinos por falta de hidratación. Afortunadamente, a los tratamientos habituales se suman productos específicos, porque las empresas de belleza han empezado a producir cremas y exfoliantes especialmente para la belleza del pie.

Rutina de spa

* Al final del día, conviene dedicarles un rato a los pies. Empezar poniéndolos en remojo, alternando agua caliente y fría, para estimular la circulación. Frecuencia: diaria.

* A continuación, pasar un exfoliante con ácidos frutales naturales para quitar las células muertas de la piel y hacer que se vuelva más suave. Frecuencia: día por medio.

* Mantener la piel de los pies sedosa con una crema humectante. Frecuencia: diaria.

* Terminar la rutina de cuidado, poniendo los pies 10 minutos en alto (alcanza con ponerlos sobre un almohadón). Frecuencia: diaria.

* Sentarse como indio y darse un masaje en los pies para que estén tibios y relajados. Frecuencia: ¡siempre que se pueda!

Texto: Florencia Romeo.