En los últimos 10 años la población argentina ha comenzado muy gradualmente a tomar conciencia de que la protección solar es necesaria. Lentamente podríamos decir que hemos pasado de tirarnos como lagartos por horas bajo el sol, a cuidarnos moderadamente. La gente está informada sobre el uso de protectores solares pero hay resistencia a su uso, especialmente de los de factor de protección muy alto, ya que van en contra de una pauta cultural muy arraigada sobre la relación directa que existe entre sol y salud, bronceado y belleza. Es hora de hacer el click y cuidarnos como corresponde.
Lo que hay que saber
La luz solar tiene algunos rayos potencialmente riesgosos. Entre ellos conocemos el Ultra Violeta B que llega a las capas más superficiales de la piel y es responsable del enrojecimiento y quemadura solar, y el Ultravioleta A que penetra en las capas más profundas y atraviesa los vidrios de ventanas y anteojos. El UVA es responsable del envejecimiento cutáneo prematuro. La exposición intensa a ambas radiaciones facilita la aparición de cánceres cutáneos. Por eso la función de los protectores solares es tan importante. Pero ¿cómo elegirlos?
• Se considera que un producto es protector solar cuando su FPS es igual o superior a 15.
• Debe proteger de la radiación UVB y UVA.
• Debe ser estable.
• Debe ser resistente al agua. Aunque esto no se exige a los productos puramente cosméticos, muchos lo son.
• No debe producir ni facilitar reacciones alérgicas a la luz solar (hipoalergénico).
• El Factor de Protección Solar es un número que refleja la capacidad de un producto para detener los rayos solares que producen el enrojecimiento (UVB) y vemos en la etiqueta.
• No hay métodos estandarizados mundialmente para medir la protección UVA todavía.
• Se calcula comparando la cantidad de tiempo necesaria para producir enrojecimiento solar en la epidermis sin protección, y la que es necesaria, sobre la misma piel con el producto colocado correctamente.
• No debe olvidarse que la ropa es un gran protector de la luz solar. Algunas tienen FPS.
• Es fundamental la consulta con el dermatólogo que, cruzando estos datos, puede determinar el protector solar adecuado. La nieve, la arena y el agua reflejan la luz del sol y, por lo tanto, la intensifican. La arena refleja el 25% y la nieve el 80%.
• Por precaución, aunque un protector solar sea resistente al agua debe renovarse después de 40 minutos de inmersión.
Las reglas de oro
1. Conocer tu tipo y fototipo de piel, y respetarlo.
2. Consultar al médico dermatólogo sobre el factor de protección solar que es adecuado para tu piel.
3. Colocarlo media hora antes de exponerte al sol y renovarlo cada 2 horas, en especial si nos bañamos en el mar o la pileta.
4. No exponerse al sol entre las 11 y las 16.
5. Elegir protectores solares que sean además buenos hidratantes. Esto facilita un bronceado uniforme y previene el desecamiento natural que se produce al exponerse al sol.
6. Colocar siempre un protector labial.
7. Debe aplicarse aun en los días nublados. Las nubes permiten el pasaje de hasta el 80% de la radiación UV.
Cuál es mi fototipo
Hay seis tipos de pieles y cada una exhibe una diferente respuesta a la exposición solar. De acuerdo a cómo reacciona habitualmente, es el fototipo.
Tipo de piel I – Siempre se pone roja o se ampolla. No se broncea. Es extremadamente sensible al sol.
Tipo de piel II – Suele enrojecer o ampollarse. Se broncea muy poco. Es muy sensible al sol.
Tipo de piel III – A veces se ampolla o enrojece. Se broncea gradualmente color marrón claro.
Tipo de piel IV – Se enrojece muy poco. Siempre se broncea color marrón mediano.
Tipo de piel V – Se enrojece rara vez. Se broncea color marrón mediano u oscuro. Es poco sensible al sol.
Tipo de piel VI – Nunca enrojece. Se broncea marrón oscuro. No es sensible al sol.
Texto: Patricia Melgarejo.
Foto: Istockphoto.
Asesoró: Dra. Rita García Díaz, médica especialista en Dermatología y Dermatología Pediátrica. Es miembro titular de la Sociedad Argentina de Dermatología.