Este sitio funciona únicamente en las ultimas versiones de los navegadores.
Por favor, actualizá tu navegador.

Suscribite a nuestros newsletter - enterate de todas nuestras noticias

Quiero suscribirme a...




Search
21 de diciembre, 2015

Belén Chavanne, una actriz sin fronteras

Bella, avasallante, de espíritu libre, esta joven actriz viene creciendo a pasos agigantados. Conocé de cerca a una de las mujeres que más marcará tendencia en un futuro súper inmediato.

 

Cuenta que desde chiquita le gusta la actuación, pero que no estaba segura de si le gustaba la televisión, “y todo lo que trae”. Sin embargo parece que fue lo suyo, y sin duda, lo sigue disfrutando.

–¿Cuándo te decidiste a ser actriz?
–Me parece que es una carrera, un oficio, que me eligió a mí, más que yo a la actuación. Siempre me gustó, pero no era la típica chiquita que hacía obras de teatro para toda la familia en Año Nuevo. Hacía teatro y era lo que más me gustaba, pero cuando surgió la posibilidad, en realidad fue porque ya trabajaba haciendo cosas que quizás tenían que ver con la actuación sin que yo lo supiera mucho. Publicidades por ejemplo, o de repente mis amigos que estudiaban cine me llamaban para proyectos, y yo los hacía de caradura. Y así, haciendo cosas, fue que me mandaron un mail de una productora para hacer Champs 12 (N de R: Novela juvenil protagonizada por Liz Solari). Yo pensé que era trucho, así que no les contesté. Después me llamó un amigo fotógrafo y me avisó que me estaban escribiendo. Para mí ese fue un punto de inflexión en mi vida. Entre la adultez y la adolescencia. Tenía 17, 18 años.

–¿Por qué lo tomás tan así?
–Porque había terminado mi primera relación después de 5 años, había dejado la facultad, y de repente se me dividió el camino en dos. Por un lado tenía la propuesta de actuar en televisión y por el otro justo había conocido a una vestuarista. Una señora de 70 años muy canchera, que me dijo: “Venite conmigo a Berlín a vestir bandas de rock”. Así que dije: “Bueno, voy a ver qué onda esta gente de Champs 12. Para qué me quieren. Si no se da eso, me dedico a lo otro. Me voy a Alemania”. Es simbólico. Porque a lo mejor ese Alemania eran otras millones de cosas. Finalmente se dio lo de la tele y fue una escuela intensiva.

–¿Te gustó la experiencia de actuar en la pantalla chica?
–Sí, yo no sabía si quería eso, pero lo que me dio haberlo hecho fue, como te dije, un entrenamiento muy intensivo. En Champs 12 tenía desafíos actorales muy importantes. De repente decís: “Bueno, ¿cómo resolvés esta situación? Tenés que hacer esta escena y tenés que estar ahí. No podés hacerla mal o a medias”. Mientras tanto, yo estaba estudiando actuación con Paula Herrera y a la vez fui a unos cursos intensivos con una americana que tiene una técnica muy interesante. Y después me fui a vivir a Los Angeles y estudié allá.

 

PARA ADELANTE
A partir de ese momento, Belén no dejó de crecer. A Champs 12 le siguió la tira televisiva de Cris Morena Casi Ángeles, y su primera película, 555, junto a Antonio Birabent, Daniel Fanego y Norman Briski. Su vida fue cambiando vertiginosamente. Sobre todo porque fueron combinando sus proyectos profesionales con la experiencia de instalarse en otros países durante mucho tiempo. “Siempre quise vivir en otras ciudades. Me acuerdo que una vez le dije a mi mamá `Me voy a Nueva York un mes´. Imaginate, yo tenía 17 años. Acababa de pseudo terminar el colegio. Y me miró con una cara de “¿A dónde vas vos?” Y al final me terminó diciendo “Bueno”.

–Ah, te salió bien entonces…
–Es que en realidad, las decisiones que yo tomaba, las hacía desde un lugar de persona independiente. Tenía con qué tomarlas. No era “Me quiero ir a tal lado, dame plata”. Si yo me quería ir, me sacaba el pasaje, porque ya trabajaba. A los 15 cuando empecé a trabajar, fue por una cuestión de que me daba vergüenza pedirle plata a mi mamá para salir. Me parecía cualquiera. Pensaba cosas como: “Por qué vas a decidir vos cuánto voy a gastar yo”.

–Estabas muy adelantada…
–Muy, muy… Ahora lo veo en reversa y me sorprende.

–¿Por qué actuabas así?
–Mi mamá, hasta que me puse de novia, fue muy sobreprotectora. Y eso me sofocaba. Tengo un hermano mucho más grande, me lleva 12 años, pero somos como dos hijos únicos. Entonces al ser la hija más chica y haberme tenido de más grande, supongo que toda esa situación le habrá dado un poco más de cuidarme. Y a mí eso era lo que más me molestaba en el mundo. Yo a los 8 años hacía planes a lo “Pinky y Cerebro” para ver cómo podía llegar a juntar plata para irme a vivir sola.

 

DE CIUDAD EN CIUDAD
Hace un año y medio, entre idas y vueltas, que vive en México, con el sueño de poder seguir dedicándose a lo que más le gusta: actuar.

–¿Por qué te instalaste allá?
–En realidad México era una base. No es que lo elegí por un trabajo en particular. Era una base como para poder de ahí viajar a otros lados. Allá hay muchas cosas para hacer. Trabajé un montón, conocí directores increíbles, productores, fui a los festivales de cine… Eso está bueno. Vivir la experiencia desde el actor que por ahí va en busca de algo en un terreno desconocido. Correrse de la zona de confort de que a veces acá vas a un casting y ya conocés a los directores, o ellos ya te conocen a vos. Entonces ahora es ir a tocar puertas, conocer gente. Allá ya tengo dos agencias representándome, y además aproveché un poco más para viajar a Los Angeles. Tuve un casting allá. Pasaron un montón de cosas en este año y medio. Yo digo que estuve viviendo en México pero en realidad ¡ahí tenía mi gato nada más! (Risas). Porque la verdad que viajar desde acá es mucho más difícil. No es algo que pueda hacer cualquiera, viajar a Los Ángeles tres veces por mes. Ahí sí tenés esa posibilidad. Igual en este año y medio tuve la filmación de Ciudadano ilustre, protagonizada por Oscar Martínez, así que vine a hacer el rodaje, y me volví. Después volví acá a filmar Mala vida, me volví a México, y ahora estuve acá de nuevo para filmar Resentimental.

–¿Qué nos podés adelantar de esta película?
–Es re sentimental (Risas). Para mí fue una realización interna muy importante. En 2011 cuando estaba viviendo en Los Angeles me llegó el guión. Y me volví por esa peli. Filmamos un teaser (N de R: Campaña de prelanzamiento). En ese momento el director tenía una idea de la película muy distinta de lo que es ahora. La película mutó muchísimo. Es como que maduramos todos. Como actriz hoy pude dar mucho más de lo que podría haber dado hace 5 años. Son historias de amor, de desamor, hay actores increíbles. Es una peli muy interesante. Yo le tengo mucha fe.

–Lucila Polak es una de las protagonistas, ¿ya la conocías de vivir en Los Angeles o se conocieron acá?
–La conocí acá y nos hicimos re amigas. Ya somos como hermanas. Pegamos mucha onda. Eso fue muy lindo también porque se armó un muy buen equipo. Está Alejandro Awada, que es un gran tipo. Más allá de que yo lo admiro muchísimo como actor, lo admiro como persona y como compañero. Porque no hizo más que alentar a que cada uno que tenía al lado diera lo mejor de sí. La verdad es que lo quiero. Lo adoro. También está en el elenco Brenda Gandini, que es un ser adorable. Ya nos conocíamos. Y Fabi García Lago. Realmente hay un elencazo.

–¿Te gustaría trabajar en Hollywood?
–No específicamente. Lo que sí me gustaría, EL objetivo, es trabajar de esto, en distintos lugares. Que no se limite a un solo país. Es decir, ampliar un poco el espectro como para más adelante tomar otro tipo de decisión o focalizar más mis objetivos a nivel locación.

 

DE OTRO PLANETA
Belén, junto a la modelo internacional Cameron Traiber (y frente al lente de Nacho Ricci), protagonizan un calendario solidario de Star Wars, con motivo del reciente estreno de la película Star Wars: El despertar de la Fuerza. Lo recaudado será para la Fundación Garrahan. “Me gustó la experiencia porque es hacer algo que da un mensaje, y va más allá de, como siempre, lo que es bello y lindo y efímero. Igual de efímero no tuvo mucho porque pasó más de un mes desde que hicimos las fotos ¡y todavía encuentro brillantina en mi casa, en mi ropa, en mi cara, en todas partes!”, cuenta la actriz.

 

CUIDADOS NATURALES
 “Me gusta la nueva moda que hay en el mundo de ser consciente y despierto y de darnos cuenta de que no podemos estar consumiendo plástico constantemente. Nunca tuve problemas con la alimentación. Soy muy sana. En mi casa, pobre si lee esta nota, mi mamá no sabía cocinar. Directamente no le ponía aceite ni a las ensaladas. A los 10 años dejé de comer carne por elección propia, y siempre tuve este tic desde chiquita de intelectualizar la comida. De repente mientras tomo un jugo de naranja pienso: `Estoy tomando Vitamina C´”.
Actividad física: “Tengo mis épocas. Habiendo estado muy metida en el deporte, me genera una necesidad. Me gusta salir a correr, hacer yoga, y ando mucho en bicicleta. En México estaba con un personal trainer que me daba mucho box y entrenamiento muscular, que me encanta. Es como que saco la rabia. Porque sino después llego a mi casa y estoy como medio ansiosa”.
Piel: “Tengo una tendencia a lo natural. Decidí por ejemplo dejar de gastar fortunas en cremas. Me pregunté: `¿Qué son todos estos ingredientes que están acá atrás en la etiqueta?´. Así que para el cuerpo uso aceite de coco. Es lo mejor del mundo. Y para la cara, manteca de karité orgánica. Es que además después te terminás dando cuenta de que estás formando parte de una sociedad de consumo. Eso a la larga te envejece. Usar tanto producto químico”.

 

 

Texto: Paula Matheu.
Fotos: Diego García.
Maquilló: Mariano Berguio Makeup artist (www.marianoberguio.com).
Peinó: Daniela Rodríguez para Mala Peluquería.
Agradecemos a BlackMamba, Nous Etudions y Hotel Recoleta Grand por su colaboración en esta nota.