Dice que cuando era chico lo volvían loco por el color de sus ojos: la gente se le acercaba para mirarlo y eso lo ponía nervioso. Pero creció y con el tiempo, su mirada penetrante azul-grisácea pasó a ser su sello seductor. A los 41 años, Joaquín Furriel es mucho más que el actor de los ojos inconfundibles y el galán de telenovelas. Aunque también es eso, y es probable que nunca deje de serlo, en los últimos años de su carrera –que comenzó cuando a los 13 años empezó a estudiar teatro en su escuela de Adrogué- se ha medido en la pantalla grande con mucho éxito y unos cuantos elogios: en 2015, con El patrón, anatomía de un crimen se lució con un protagónico en el que interpretaba a un hombre venido del interior que sufría el maltrato y la explotación de un comerciante sin escrúpulos y para el que tuvo que impostar una tonada santiagueña y usar lentes de contacto oscuros. Llegó entonces el prestigio internacional, ya que el filme fue multipremiado en festivales del mundo y él recibió el galardón de Mejor Actor en Guadalajara. Con una trayectoria también reconocida en teatro –Shakespeare en el San Martín incluido- y toda la popularidad de actor de tiras y telenovelas, el cine a gran escala era lo que le faltaba. Y le llegó, finalmente: otra vez se luce en 100 años de perdón, donde interpreta a un ladrón de bancos improvisado y torpe junto a Rodrigo de la Serna, Luciano Cáceres y el español Luis Tosar. Además, está rodando El faro de las orcas junto a la actriz española Maribel Verdú. “Estoy muy contento con todo lo que me está pasando”, dice el actor.
-Volvés con todo… ¿Te costó después del parate que te indicaron los médicos para recuperarte del ACV?
-Me tomé unos meses para recuperarme y descansar y volví con mucha energía. En realidad, fue antes de parar cuando no estaba bien: estaba muy cansado y me costaba todo. Pero no me daba cuenta. No le di bola a las señales que daba el cuerpo y bueno…
-¿Tuviste miedo?
-Sí, es inevitable. Uno no espera que le pase algo así a esta edad. Yo soy una persona bastante sana y no me imaginaba que podía tener un ACV. Te replanteás muchas cosas y vas con más cuidado. Recién estoy saliendo, digamos. Estoy muy bien, pero quiero ir tranquilo, respetando mis tiempos, que es lo que no hacía antes. Ahora me cuido más
-¿Cómo vivís este regreso al cine y semejante producción internacional?
-Estoy muy contento. Nunca había estado en una película con este tamaño de producción, con esta demanda de acción y la verdad es que fue una gran experiencia. Todo el elenco, el director, todo fue espectacular.
-El verdadero regreso es ahora, que estás haciendo la primera película después del ACV, El faro de las orcas…
-Sí, el libro me llegó después de eso y lo consulté con el neurólogo, para ver si podía hacerlo, y me dijo que sí. Es más, me dijo: ¿cómo no la vas a hacer en este momento? Es el momento en el que un mensaje así llega para conmoverte.
-¿Qué te atrajo de esa película?
-El mensaje de la película es realmente muy conmovedor. Me impactó mucho el guión realmente: la naturaleza, las orcas, la madre con su hijo… Es una de esas historias que valen la pena y que es humanista: somos parte de la naturaleza, tenemos que respetarla y aprender de ella, porque si no la respetamos no nos respetamos a nosotros. Me siento muy orgulloso como padre de hacer una película que me dan muchas ganas que vea mi hija (que tuvo con la actriz Paola Krum, de la que está separado hace varios años).
-¿Y qué sentiste siendo ladrón de bancos en 100 años de perdón?
-(Se ríe) Me gustó mucho… Me desafió hacer una película de género, aunque yo tengo más escenas torpes y graciosas. Mi personaje, el loco, es el que descomprime la tensión de la situación. Me divertí mucho más que lo que me sentí delincuente o héroe, que es como el dilema de la película.
-¿Hay una historia en la que nos reconocemos?
-Sí, algo de lo que vivimos en 2001, sin duda. La historia esta de los bancos es similar en la Argentina y en España, y creo que es por eso que puede ser contada así, con argentinos y españoles, y hecha acá y allá.
Cien años de perdón
Una mañana lluviosa. Un grupo de hombres enmascarados asalta la sede central de un banco en Valencia, España. Lo que parecía un robo limpio y fácil pronto se complica y nada saldrá como estaba planeado. Esto provoca desconfianza y el enfrentamiento entre los dos líderes de la banda, El Uruguayo (Rodrigo de la Serna) y El Gallego (Luis Tosar), por una de las cajas de seguridad. Pero ¿qué es exactamente lo que buscan los asaltantes? Un thriller dirigido por el reconocido director español Daniel Calparsoro.