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20 de mayo, 2017

Pequeños maestros de la ecología

Los chicos lo saben mejor que nosotros: a la Tierra hay que cuidarla. Y están bastante informados desde la escuela. Pero poner en práctica en casa algunas actitudes para educarlos mejor en esto, les vendrá muy bien a ellos, al medioambiente y… ¡A los adultos también!

 

¿Quién no ha recibido alguna lección de un chico sobre la necesidad de cuidar el agua y no tirar los papeles en cualquier lado? El nuevo milenio ha traído cambios revolucionarios en la consciencia sobre la necesidad del cuidado del planeta y esos cambios han impactado sobre todo en las nuevas generaciones, nacidas, criadas y educadas con esa impronta.

“Pa, fumar es malo para la salud, además el cigarrillo contamina el aire” o “Ma, no uses aerosoles porque contaminan” son frases que han escuchado muchos padres. Más allá de esto, ni los niños lo saben todo ni los adultos deben quedarse atrás con la excusa de la generación a la que pertenecen: saber de qué se trata, inculcarlo a los chicos y educarlos con el ejemplo es la mejor manera de ser parte de este cambio global de la humanidad en busca de un mejor futuro para estas y las próximas generaciones.

5 consejos prácticos

Esto puede hacerse en casa y en grupo familiar, para jugar, compartir y no olvidar. Para ello, el gobierno de Australia dio a conocer recientemente una Declaración de Educación Ambiental, un sencillo conjunto de cinco normas o consejos para los pequeños habitantes del planeta y para sus familias, que son quienes deben ayudarlos a que cuiden los recursos naturales. Porque sólo una conciencia común sobre los problemas puede generar un cambio verdadero, y eso es necesario trabajarlo cada día.

1. Contar historias: una historia interesante, que llame la atención y apele a las emociones, graba más fácilmente conceptos y sentimientos que pueden ayudar a que los chicos empaticen mejor con la idea de cuidar la tierra, las plantas, el aire, el agua.

2. Explorar sus emociones: una vez que el cuento ha hecho su trabajo, es interesante invitar a los más chicos a reflexionar sobre sus propios pensamientos, ideas, emociones sobre el daño ambiental y sus consecuencias y animarlos a manifestar sus preocupaciones libremente y estimular su búsqueda de soluciones. Porque todos los días hay noticias catastróficas que pueden asustarlos, de modo que hablar de mejoras posibles a futuro siempre será tranquilizador.

3. Incentivar su creatividad: la capacidad para innovar y generar soluciones distintas a las que ya conocemos es un poder de los chicos. Por lo que, además de enseñar a los más pequeños los hábitos que ya conocemos, hay que motivarlos a encontrar sus propias respuestas. Invitarlos a que dejen volar su imaginación es abrirles una puerta para que cuando crezcan y sean profesionales, comerciantes, empresarios, o lo que deseen, tengan desde su lugar ese compromiso.

4. Llevar todo a la práctica: el punto de partida para la construcción de nuevo conocimiento y el descubrimiento de habilidades y valores, es la experiencia concreta: cuidar el agua al bañarse; apagar las luces de la casa si no son necesarias; aprender a leer las etiquetas de los productos para elegir los más saludables y de menor impacto ambiental; etc. Todo esto les enseña, pero también nos recuerda a los padres, la propia lección.

5. Generar vínculos: nada nos impacta más que lo que vemos o sentimos que forma parte de nuestra realidad y nuestra vida diaria. Buscar datos relevantes al interior de la comunidad a la que pertenecemos y pertenecen los chicos es mejor que hablar de cosas lejanas. Así, la contaminación del río que tienen en su ciudad es mejor que el deshielo del Polo Norte; separar la basura en casa e intentar reducirla en lugar de esperara a que luego otros se ocupen de su reciclado; dejar de comprar tantos objetos y reutilizar los que tenemos; usar la ropa por más tiempo es más ecológico que comprar algodón orgánico de fibras de bambú hecho en Asia.

Al medioambiente lo cuidamos entre todos y con pequeñas acciones y actitudes cotidianas. No se trata de ir a salvar ballenas o plantar un bosque entero. Es mucho más chiquito lo que tenemos que hacer y si todos lo hacemos el cambio será impactante. Cada uno de nosotros tiene una misión.

 

¿Qué es la sustentabilidad? Los chicos hablan ¡Y lo que dicen!

  • Un planeta verde, lleno de árboles y sin autos.
  • Un mundo sin contaminación.
  • No tirar los papeles de caramelo.
  • Cuidar a los animales y las plantas.
  • Algo que dura por mucho tiempo ¡Quizá para siempre!
  • Es algo que debe ser bueno para todos.
  • Compartir lo que tenemos con los demás y no tirarlo y nunca pedir más de lo que damos.
  • Hacer del mundo un mejor lugar para vivir.
  • Es como vivir todos en paz.
  • Es cuidar el agua, el aire, la tierra y todo lo que hay dentro de ellas.
  • ¡No es limpiar tu cuarto!