El hábito de picar alimentos poco saludables después de cenar es muy común. La plataforma de salud Massive Health estudió hace unos años las costumbres nutricionales que seguían los usuarios de su aplicación Eatery. El revelador gráfico que representa sus conclusiones no da lugar a equívocos: la dieta es menos saludable a medida que avanza el día y el consumo de alimentos dulces aumenta a partir de las 20. ¿Por qué?
Son tres las razones fundamentales que causan ese antojo nocturno que, lejos de ser inofensivo, puede estar boicoteando tanto tu dieta como tu descanso. Tomar ciertos alimentos antes de ir a dormir puede afectar al sueño y a tu salud. El primero de los factores que intervienen y frente al que, realmente, poco se puede hacer es el ciclo circadiano, el horario que regula el funcionamiento del organismo a lo largo del día. Se ha demostrado que este reloj interno influye directamente en las ganas de comer, aumentándolas durante las últimas horas de la jornada, independientemente de lo que se haya consumido durante el día.
Al aumento del hambre, se suma el hecho de que la fuerza de voluntad disminuye con el cansancio, como prueba esta investigación entre la relación de la falta de sueño y el autocontrol. Aunque durante las horas previas hayas logrado ceñirte a tu plan fitness, al final del día, cuando estás cansada, la firme meta de lucir bikini mejor que nunca comienza a deshacerse al pensar en el delicioso bol de helado; tu conciencia parece haber desaparecido y terminas por caer en la tentación. En este caso, sí puedes aprender a controlar la causa del antojo nocturno, al igual que puedes tener cierto poder sobre el tercero de los motivos: el hambre emocional.
Sentirse estresada, triste o sola puede desencadenar el llamado ‘Síndrome del apetito emocional’, un problema que sufre hasta el 70% de la población. Estos u otros sentimientos provocan, en ciertas personas, el deseo de comer un alimento en concreto, de forma inmediata y aunque no tengan la necesidad física real de comer. Identificar qué situaciones o qué sentimientos llevan a este apetito irracional es fundamental para controlarlo y evitar que el antojo se convierta en un atracón.
CÓMO CENAR PARA EVITAR EL PICOTEO NOCTURNO
Cenar solo un yogur o fruta no te no te saciará y te hará tener hambre más tarde. Los dietistas recomiendan que la cene aporte entre el 15 y el 25% de las calorías diarias y que siempre incluya proteínas. María Teresa Hernández, nutricionista del nuevo centro de salud y estética Kirenia, nos da algunas pautas saludables para crear una cena completa que ayude a no caer en las tentaciones después.
– Cenar una ensalada en la que predominen verduras porque «nos va a saciar más por el volumen y la cantidad de fibra».
– Tomar proteínas blancas: pollo, pavo, conejo, pescados blancos, calamares, jibia, rejos, huevos, quesos desgrasados o, en su defecto, yogur natural edulcorado.
– Incluir alimentos que aporten dulzor: «Todos los necesitamos y el tenerlos en nuestra comida nos hace instintivamente necesitarlos menos». ¿Cómo incluir dulce en una ensalada? «En forma de arándanos, pasas o verduras como la calabaza».
– Añadir semillas por su alta capacidad saciante.
– Comer fruta de postre: «Es un mito que estas no se puedan comer después de la cena, pero siempre tenemos que atender a las necesidades individuales».
– Beber suficiente agua durante la cena porque, a veces, se confunde el hambre con la sed.
– Preparar la mesa y comer con consciencia: «Deberíamos hacer cenas más conscientes y largas, programando nuestra cena como un evento especial, cenando sin tv, ni móviles o cosas que te distraigan, poniendo una bonita mesa, masticando más despacio…».
Y… ¿DESPUÉS DE CENAR?
Aquí llega el momento crítico, una vez terminada la cena y recogida la mesa. ¿Cómo evitar la tentación de dulce? «Podemos tomar chocolate negro sin azúcares añadidos», recomienda la nutricionista de Kirenia. También da un truco muy práctico: «Lavarnos los dientes al terminar porque así, si luego volvemos a tomar algo, tendríamos que volver a lavarnos». Y esto supondría un pequeño impedimento al instinto de picar. La doctora Blanca Martínez de Morentin, experta en nutrición de la Universidad de Navarra, añade otras recomendaciones efectivas para evitar el picoteo nocturno.
- Cambiá tus hábitos post cena: Es posible que el antojo se haya convertido ya en una costumbre y que tu mente relacione cierta actividad habitual con la acción de comer algo. Sustituí esos hábitos por otros más saludables, como dar un paseo, o relajantes, como leer, escuchar música o practicar yoga.
- Aplicá el método Feng Shui en tu cocina: no tengas a mano carbohidratos y bebidas azucaradas. Guardá las galletas, las papas fritas y los alimentos que no quieras comer en un armario alto, al que te cueste cierto esfuerzo acceder. Ser una persona ordenada puede ayudarte a no engordar.
- Guardá aperitivos saludables en casa: una manzana, un yogur con semillas de lino o chía, un puñado de nueces… Otra buena opción es tomar una infusión relajante que, además de quitarte el antojo, te ayudará a descansar.
- Planteate cuál es la razón por la que necesitas comer ese alimento en concreto. Si consideras que es porque, sencillamente, te dan ganas, sin ningún vínculo con que te sientas cansada, triste y estresada, comelo, aunque siempre con tranquilidad y mesura.
Fuente: www.glamour.es