La coctelería incursiona en los «fuegos artificiales»: la aventura de flambear un trago merece probarse. Con brandy, vino, vodka o kirsch, el resultado es una buena llamarada que calienta hasta el alma…
VULCANO
Ingredientes
2 cl de chartreuse verde
2 cl de kirsch1 pizca de curasao azul
1 pizca de curasao blanco
Champán helado para completar
Preparación
De fácil preparación y llamativa presentación vale tener en cuenta que al elaborar este cóctel de champán no hay que preocuparse de que la copa estalle debido al calor, pero sí de ser colocada sobre una base resistente al calor. En una copa ancha se ponen el chartreuse, el kirsch y el curasao y se da vueltas. Luego se prende fuego que posteriormente se apaga con el champán helado.
FLAMMENDES HERZ
Ingredientes
1 taza de moca muy caliente
1-2 cucharaditas de azúcar
2 cl de brandy
Preparación
Con la reunión ya avanzada, y la noche instalada, un «carajillo» devuelve el ritmo a los invitados. Para realizarlo se llena una taza de café con moca y se le añade azúcar a gusto. Luego se vierte cuidadosamente el brandy, ayudándose con un cucharita, se enciende con un fósforo y se sirve ardiendo.
KRAMBAMBULI
Ingredientes
1 cucharada de pasas
1 cucharada de dátiles sin hueso
1 cucharada de frutas escarchadas
1 cucharada de fruta seca
500 g de azúcar en terrones
20 cl de ron calentado
2 litros de vino blanco
1 litro de té cargado
Jugo de 2 naranjas y de 2 limones
Preparación
Su historia se remonta al entorno de los estudiantes polacos de Danzig, y el nombre es una deformación que ellos hicieron de la palabra «Kranatbaum», que es como se llama en la zona al enebro, el arbusto que da la enebrina, fruto con el que se elabora la ginebra. Aunque con el paso del tiempo no es tan frecuente su uso, sí lo es el de el Krambambuli caliente, otro acierto de los estudiantes. Esta bebida fuerte y de sabor dulce y aromático, recuerdan al anterior. Para elaborarlo se ponen todas las frutas en una marmita de cobre y se coloca por encima una reja de alambre, sobre la que se depositan los terrones de azúcar, se rocían con ron y se prenden fuego. De a poco se va añadiendo el ron que resta. Cuando, tanto el azúcar como el ron, se han quemado y han escurrido en la marmita, se mezclan en una olla el vino, el té y el zumo de naranja y de limón. Luego se calientan hasta casi la ebullición y se incorporan a la marmita. Normalmente, las frutas no se comen.