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10 de enero, 2020

Embarazo: ¿se puede tomar sol?

Siempre pensamos en las arrugas y las lesiones de piel que puede traer la excesiva exposición al sol, pero no solemos evaluar qué le sucede a la embarazada. Acá, lo que hay que saber.

La pregunta del millón es: ¿es seguro tomar sol durante el embarazo? El tan ansiado bronceado es en realidad la manera que tiene la piel de protegerse del daño de los rayos UV, pero, a la vez, la exposición continua y frecuente a los rayos solares favorece la aparición de arrugas y manchas prematuras e incrementa las posibilidades de desarrollar un cáncer de piel. En el caso del embarazo, todavía no se sabe si la exposición a los rayos solares puede afectar al feto durante su gestación. Existen algunos estudios que esbozan una teoría en cuanto al vínculo entre la exposición a los rayos UV, la hiperpigmentación y la falta de ácido fólico, debido a que los rayos UV deterioran este ácido, de suma importancia en el primer trimestre del embarazo, porque protege al feto de cualquier problema en el desarrollo neuronal de la columna vertebral y el cerebro. Si bien hasta ahora no hay ninguna relación comprobada entre la falta de ácido fólico y los rayos UV, se recomienda evitar exponerse al sol durante períodos prolongados durante las primeras semanas del embarazo.

 

CUIDADO CON LAS MANCHAS
Por otro lado, la piel de la embarazada suele hallarse más sensible y asimismo requiere un mayor factor de protección solar que lo habitual. Muchas veces aparecen manchas de pigmentación en la piel de las embarazadas, por cuestiones hormonales, en la cara y el abdomen y en las zonas de roce, como las axilas y los muslos; además, pueden oscurecerse los lunares existentes.

Por todo esto es importante lograr una protección solar adecuada durante el embarazo. Las embarazadas deben protegerse diariamente con FPS 15 a 20 en invierno, aumentando a FPS 30 en el verano en la ciudad. Cuando se exponen al sol en áreas de playas o piletas deben aumentar el nivel de FPS a 50+, sobre todo en horas de alta radiación. El protector debe contener filtros UVB y UVA. Además, se aconseja a las embarazadas el uso de protectores solares con filtros inorgánicos, como los pediátricos, a fin de evitar la exposición a sustancias químicas.

Otras formas de aumentar la protección incluyen evitar horas las «pico», usar anteojos protectores para RUV, ropa de algodón clara o confeccionada con textiles que tengan incluido el protector, además de sombreros y viseras. Por otro lado, es importante mantener siempre un adecuado aporte de líquidos para evitar la deshidratación cuando se está expuesto al sol.

¿Y LA VITAMINA D?
Finalmente, la exposición al sol incrementa la temperatura basal de la embarazada, lo cual puede elevar la temperatura del feto, con el consiguiente riesgo del sobrecalentamiento y la deshidratación, al detrimento del bienestar tanto del bebé como de su mamá.

Pero también es necesario tener en cuenta que la síntesis de la Vitamina D requiere de luz solar para fijar el calcio y esto también es importante en la embarazada. Es suficiente entonces con 15 a 20 minutos de sol a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde, nunca en horas del mediodía, para fijar la cantidad necesaria de calcio. Además, en estudios recientes se ha encontrado que  el estimulo lumínico en la madre estimula el desarrollo de la retina en el feto. Este estudio fue publicado en la revista Nature, en base a estudios realizados en bebés prematuros.

Por lo tanto, todo indica que la exposición solar moderada y con cuidados efectivos es beneficiosa para la embarazada y el feto.

 

Asesoró: Dra. Graciela Cuomo, del Servicio de Dermatología del Hospital Italiano y asesora de RoC.