Una gigantesca tela tensada cubría las tribunas del Coliseo romano y protegía a los espectadores del calor estival. Hoy, más de 20 siglos después, los toldos siguen siendo uno de los auxiliares fundamentales para la climatización de los edificios, pero hoy también contribuyen a la estética de la construcción.
Hasta no hace mucho, era frecuente ver, por ejemplo, postigos y persianas como protección de las aberturas que daban al jardín. Las propuestas arquitectónicas de líneas modernas ya casi no los utilizan porque buscan cada vez más transparencia. Así, se imponen las grandes puertas-ventanas corredizas que permiten que los espacios se sucedan sin interrupciones. Es que, gracias a los vidrios dobles y laminados ya no se necesita de esos elementos contundentes para resolver la cuestión de la seguridad. Entonces, los discretos toldos proyectantes, y sobre todo los verticales, funcionan casi como cortinas, beneficiando con su flexibilidad y estética tanto el interior de la vivienda como sus fachadas.
Los nuevos materiales
Pero los toldos no sólo son ahora tenidos en cuenta cada vez más por los arquitectos y decoradores como elemento estético sino que son valorados por su contribución al ahorro de energía. Esto permite colocar equipos de refrigeración más pequeños que bajan los costos de climatización de la casa y benefician también al medioambiente. Por eso los toldos, más que un gasto, terminan siendo una excelente inversión.
La clave de cómo logran ahorrar energía se encuentra en los nuevos materiales con que están fabricados. Las lonas modernas poseen un poderoso filtro que evita el traspaso de prácticamente el 90% de los rayos solares UVA y UVB, los responsables de la degradación de los colores y la generación de calor. Esta característica garantiza no sólo una excelente protección sino también una significativa reducción de la temperatura interior, lo que hará casi innecesario prender aires acondicionados o ventiladores. O, por lo menos, más de la cuenta.
No todo lo que brilla es oro ni las lonas de los toldos son todas iguales. Entonces, antes de decidirse a comprar conviene saber las características y prestaciones que ofrecen cada una de ellas:
• Las lonas acrílicas se distinguen por ser telas semiopacas, compuestas ciento por ciento por fibras acrílicas que han sido tratadas especialmente para otorgarles alta resistencia al sol y la humedad y, por lo tanto, hacerlas más durables que las comunes. Son teñidas en masa, esto hace que el color de la lona no se degrade con el tiempo. Otra de sus ventajas es que, en muchos casos, estos géneros tienen también un tratamiento antihongos y repelente del polvo. Sin duda, estas son cuestiones que deberían tenerse en cuenta antes de comprar de acuerdo a las características de la casa o la ubicación de las ventanas. Estas lonas vienen en varios colores y no sólo hay tonos lisos, también se consiguen rayados y estampados.
• Las lonas vinílicas son otra interesante novedad. Se trata de un tipo de tela semiopaca compuesta de PVC con un entramado interno de poliéster, una fórmula que da como resultado un género súper resistente, que no se contrae ni se estira frente a los rigores del clima. Al igual que las anteriores, también brindan protección contra los rayos UV. Vienen en una amplia paleta de colores lisos y rayados.
• Las telas screen trajeron consigo una verdadera revolución en el campo textil. Estas telas translúcidas tienen la virtud de controlar la energía solar y otorgar privacidad (muy bienvenida sobre todo en balcones con vecinos en las cercanías) sin perder visibilidad. Esto implica eliminar toda sensación de encierro y quedar atrapado en un ambiente recalentado, ya que también permiten la renovación del aire (estos géneros tienen diversas aperturas en su tramado, que pueden ir desde un 4% a un 12%). Compuestas por fibras de vidrio o de poliéster recubiertas de PVC y refinadas con tratamientos antisuciedad y antibacterias, las telas screen tienen un muy sencillo mantenimiento. Además, son ignífugas. Esta resistencia al fuego las convierte en un elemento invalorable al pensar en nuestra seguridad.
Consejos de limpieza
El mantenimiento y limpieza de los toldos los hará durar más tiempo. Pero, además, su cuidado correcto es fundamental por su proximidad con los ambientes interiores, ya que su aspecto y función los afecta directamente. Por eso, es bueno recordar que, antes que una limpieza profunda cada tanto, es mejor una más superficial pero más frecuente. En el caso de las lonas acrílicas, basta con un paño húmedo con unas gotas de detergente neutro para quitarles el polvo (lo mismo vale para sus partes metálicas). Después de una lluvia fuerte, conviene extender el toldo totalmente para que se seque por completo.
Así un toldo fabricado con materiales de calidad y cuidadosamente tratado, resistirá el sol y la humedad, no perderá sus colores originales, no se reblandecerá ni se resquebrajará.
Texto: Horacio Baldassarre